EL ENCUENTRO CON JESÚS ES “VER”
Y DESEAR PLANTAR UNA TIENDA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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2 Pedro 1, 16-19 |
Transfiguración de Jesús28 Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un monte a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan. 29 Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus ropas se volvieron muy blancas y brillantes. 30 Y aparecieron dos hombres conversando con él: eran Moisés y Elías, 31 que estaban rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la partida de Jesús de este mundo , que iba a tener lugar en Jerusalén. 32 Aunque Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, permanecieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. 33 Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:–Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.Pero Pedro no sabía lo que decía. 34 Mientras hablaba, una nube los envolvió en sombra; y al verse dentro de la nube, tuvieron miedo. 35 Entonces de la nube salió una voz que dijo: “Este es mi Hijo, mi elegido. Escuchadle.”36 Después que calló la voz, vieron que Jesús estaba solo. Ellos guardaron esto en secreto, y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.
Jesús
no hizo selección entre sus Apóstoles;
Tampoco eligiendo a María, ni entre nosotros, privilegiados en experiencia de
Dios si sabemos valorar lo que somos
y “tenemos”.
A
Dios lo “tenemos” en nuestro “hogar”, como
fue en la de los discípulos de Emaús.
Cuando
“vieron” que estaba en su mesa con ellos desapareció, y a la
vez siguió permaneciendo mejor que antes en su vida.
La
presencia de Jesús Resucitado es espiritual. Es más real que
cuando convivía físicamente entre sus conciudadanos
como “uno de tantos” aun siendo Dios.
Busquemos
tener una relación de intimidad espiritual
con Ël. Esto hará posible en nosotros vivir la experiencia de su Presencia en
nuestro “hogar”
No
es suficiente mantenerse en la idea de que “creemos
en Dios”.
Encuentro
de fe es “permanecer en experiencia” en
la medida en que hay relación de vida con Jesús Resucitado.
Cada
uno es elegido y tratado según el
Pensamiento del Padre para una misión concreta en bien de la
Humanidad y, para poder llevarla a cabo, nos
ha dado a su Hijo. Padre e Hijo nos dan el Espíritu Santo.
La
fe es objetiva, y toda y sola subjetividad incapacita para la misión.
María
es la llena de Gracia
con su singularísima llamada a su vocación única como Mujer:
Ser
la Madre de Dios en
Cristo Jesús, su propio hijo.
¿Hay
criatura humana que haya sufrido más habiendo dicho “sí” a la elección de Dios?
De
Pedro, Santiago y Juan no nos quedemos hoy con “el don de vivir la Gracia de contemplar a
Jesús transfigurado en el Monte Tabor”.
De
los Santos vemos su vida milagrosa y los
beneficios recibidos. Fijémonos en ellos para percibir “a cambio de qué vida han vivido su vocación”.
Pedro, a
pesar de su pecado, fue llamado a ser piedra
y signo de unidad de la Iglesia y, Dios no se desdice de lo que promete.
La
Gracia y las mejores experiencias de Dios no quitan la libertad del ser humano.
Santiago
estaba
destinado a ser el primero en dar la
vida por su fe en Jesús.
Juan
es el teólogo del Amor, a pesar de ser “hijo
del trueno”, llamado a ser el hijo que nos representa a todos cuidando a María
como hijos.
“Señor, ¡qué bueno es
que estemos aquí!”
Encontrarnos
con Jesús no es cosa nuestra, pero nadie puede decir
que no está llamado a su encuentro.
Todos
sabemos que no hace falta subir al Tabor;
es más difícil acercarnos a un Altar con fe que visitar lugares de Tierra
Santa.
Lo
que debemos escuchar es:
“Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco”
Fe
es
corresponder a esta Palabra de Dios.
Nuestra
vida en relación a Él,
siendo valiosa, sin esta fe es muy relativa.
No
hace falta “plantar
una tienda”.
Dios ha dispuesto vivir con su Presencia en nuestro “hogar y mesa”
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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