¿QUÉ NOS VA A TOCAR?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Proverbios 2,1-9
Mateo 19,27-29
DÍA 11 JULIO CICLO -C
Si
en amor preguntamos,
“qué beneficio esperamos obtener, o qué vamos a recibir a cambio de amar”, claramente
podemos decir que, no hay verdad, o
por lo menos, no hay claridad ni en el
concepto, ni en lo que es realmente amar.
Quien
ama sabe que la compensación es la del mismo hecho de amar.
Hay
que creer en el amor;
no basta, para vivir la realidad y
la verdad de amar, saber las teorías
del amor.
· El amor es una virtud,
que significa disposición de la persona
a querer obrar bien, siendo el amor
la más grande de las disposiciones personales.
Es
una disposición que integra todo lo
que es el ser humano; se confunde quien piensa que amar es una parte
de la vida; el amor exige la
donación integral de la persona. De esta donación brota la fidelidad.
Cuando
Pedro, en nombre de todos, pregunta a Jesús qué les va a tocar,
lo hace desde una afirmación:
“Nosotros lo hemos dejado todo
y te hemos seguido”
Es verdad que lo habían dejado todo por seguirle, pero su decisión, más o menos inmediata, fue porque en su interior intuyeron un error, que Jesús fue
aclarando sin que lo pudieran llegar a entender, porque esperaban un mesianismo diferente.
En el fondo, ellos ayer y nosotros hoy,
demostramos una falta de aprecio y gratitud si no advertimos QUIÉN ES
el que nos llama. Por esto, una vez más, la objetividad de la fe.
Cuando no acertamos en la Identidad Divina, tratamos a Dios como “igual
al ser humano”; le culpamos de causalidad de lo que son nuestras causas
y culpas, y nos olvidamos de la
gratuidad de su Amor, “esperando
recompensa” de lo que podemos hacer desde lo que nos ha dado.
·
Ser
amigos de Dios, y poder decir que Jesús es “amigo que no falla” es
suficiente para vivir dando gracias, en paz y con deseos de corresponder.
Cuando esperamos algo del amor que damos
podemos decir o pensar que, “no hemos dejado todo” ni entendido bien “seguir con amor a Dios o a un ser amado”.
No
es sólo el que tiene “vocación” el que está llamado a dejar mucho para darse
a todos.
· Amar a Dios o a alguien es dejarlo todo.
Mal
nos va cuando queremos compartir, la
vida de fe en Dios, con parte de lo que
el mundo ofrece en el aspecto que, más favorece negativamente.
Quien
opta por compartir la vida con otro ser humano,
en matrimonio, ha de tomar la disposición de dejar todo lo que pueda ser obstáculo,
o medio, de disminuir la experiencia de
la verdad del amor.
Estas
disposiciones del espíritu han de ser libres y consecuentes al amor.
Amar
no es vivir reprimidos ni exigir dependencia.
· Sólo el amor sabe lo que exige la relación con Dios, la relación con la persona
amada y lo que es digno de una verdadera amistad.
La
dignidad del amor rehúye preguntar qué habrá de más.
Federico
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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