domingo, 13 de julio de 2025

“HAZ TÚ LO MISMO”

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

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Deuteronomio 30,10-14

Colosenses 1,15-20

Lucas 10, 25-37

Parábola del buen samaritano
25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó:
–Maestro, ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
26 Jesús le contestó:
–¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?
27 El maestro de la ley respondió:
–‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo.’
28 Jesús le dijo:
–Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida.
29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?
30 Jesús le respondió:
–Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. 32 Luego pasó por allí un levita,y que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. 33 Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él. 34 Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, el samaritano sacó dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: ‘Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi regreso.’ 36 Pues bien, ¿Cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
37 El maestro de la ley contestó:
–El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
–Ve, pues, y haz tú lo mismo.

   XV DOMINGO T. ORDINARIO 

CICLO -C

Dt 30,10-14

La fe en Jesús no nace del momento de su presencia entre nosotros. De ser así podíamos  pensar en un mito; aunque la Vida de Cristo, para quien se abre a ella de todo corazón, impacta a cualquier persona imparcial de mente y corazón. ¡Cristo no es solo hombre!

Dios viene dialogando con el ser humano desde la Creación.

·       La Biblia es una relación de acontecimientos, palabras, relaciones y profecías, que hacen del Misterio divino un gozo del alma llegar a poder creerlo desde su Revelación, hasta llegar a poder conocerlo como Dios Padre. “Decir que toda la Biblia es un mito” no lo afirma quién tiene una mínima cultura religiosa y buena voluntad.

No hay inteligencia humana que, desde su religiosidad, haya sido capaz de construir la poesía abierta del Misterio del Amor Trinitario, tan maravillosamente vivido de Dios con el hombre, a través de la Historia.

“Lo que hoy te mando no excede a tus fuerzas, ni es inalcanzable.

“El mandamiento está cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas"

Nos sobra “mente” y nos falta “humildad” para aceptar lo que Dios ha puesto en el corazón.


Col 1,15-20

La Humanidad de Cristo es “imagen de Dios invisible”. Dios se ha dejado ver y tocar.

“Él es anterior a todo”

Desde la Creación, pura gratuidad del Amor Trinitario, podemos ver, y así lo vemos desde la fe, la Presencia activa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

El Antiguo Testamento nos habla por medio de muchas acciones divinas, proyectadas hacia la plenitud de los tiempos, de modo que no se puede entender la presencia de Cristo sin conocer y aceptar los modos, medios y personas del A.T. debidamente interpretados; ni tendría su propia veracidad si no se cumpliera en Cristo Jesús que, a su vez, es Luz del A.T.

“En Él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él y para Él quiso reconciliar todas las cosas, haciendo la Paz por la Sangre de la Cruz”


Lc 10, 25-37

Bueno es interesarnos por la eternidad.

-        Lo habitual de una persona normal es desear trascender la realidad de la muerte desde cualquier idea de inmortalidad.

-        Es la huella del alma inmortal la que habla, pero no hay eternidad sin Dios.

Por esto es normal aceptar el concepto de inmortalidad, pero no el de la eternidad.

“¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”

Siempre nos preocupa el “hacer”. Para heredar la vida eterna, fácil o difícil, es creer en Dios y amarle con todo el corazón.

Si es una herencia quiere decir que, la eternidad es una gratuidad, y se gana con CREER Y AMAR y no con nuestro hacer.

El problema, a la vez que nos abre el camino de la aclaración, es que Dios nos propone que el “hacer” está en función del prójimo.

Muchos son los que quedan tranquilos pensando que hacen mucho por el prójimo; incluso llegan a pensar y juzgar que, hacen más que muchos creyentes.

Una espiritualidad solamente vertical no complace a Dios si olvidamos al prójimo y, una acción solidaria anulando a Dios  ignora que, el primer prójimo es Cristo Jesús.   

·       El Evangelio nos expone la parábola del samaritano; esta nos lleva a plantearnos la realidad del prójimo que hallamos en nuestro camino.

No pasemos de largo de nosotros mismos porque, el primer prójimo, que me plantea Jesús, si soy samaritano, es nuestra realidad personal, “tú y yo”.

Tú y yo somos los heridos por la vida; estamos tendidos en la sola realidad de nuestro camino para ser samaritanos, que cuidamos de nuestra propia salud física y espiritual.

No es egoísmo. En la medida que no reconocamos nuestras heridas y soledad, y no aceptemos los bienes que tenemos como valores para curarnos, no pensemos que sabremos ver y detenernos ante el prójimo herido.

“Lo que somos” es como habitualmente nos manifestamos en el “hacer” por el prójimo. Desde aquí sí que podemos manifestar “puro egoísmo”.

Si no somos capaces de aceptar la curación desde nuestros propios valores trascendentes, no sabremos apreciar las heridas del prójimo y, si las sabemos ver y nos detenemos, no sabremos qué hacer en su favor.

El samaritano del camino "supo ver” al herido porque él tenía un espíritu sano.

No es fácil “saber ver y hacer” cuando no hay disposición en ver al herido del camino.

Muchas veces sólo vemos a quien queremos ver demostrando una sutil acepción de personas; sin capacidad de “querer ver” al próximo herido que, en realidad no amamos.

Somos capaces de “salir de casa”, para hacer el bien a los de fuera, quedando inadvertidos del prójimo-próximo que dejamos herido. 

Cuando hacemos juicio de la herida del prójimo podemos pasar de largo.

¡Cuánta sensibilidad nos falta dentro de nuestras vidas de familia, dentro de nuestras relaciones como obreros de la mies!

 Nos sorprende la muerte de un prójimo, como nos ha sorprendido la muerte de Mateo, pero tal vez no nos preocupamos de saber cómo era realmente su vida.

¡Demasiado prójimo muere en la soledad de su vida herida, viendo cómo pasan sin advertirlo los prójimos, tal vez de camino en hacer el bien, como el sacerdote y el levita del texto!

Jesús fue el hombre de la Misericordia, que se detuvo ante toda persona herida, aunque fuera enemiga.

No fue un hombre solidario que advierte las heridas de unos y deja en la cuneta a quien cree que es la causa de la herida de su prójimo.

Si lo hemos entendido todo y bien, Jesús nos dice: “Anda y haz tú lo mismo”.                                                                                   

Federico  Allara

 SANTORAL DEL DÍA

s. Enrique II, emperador


LA AMISTAD CON LOS POBRES








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