“VOSOTROS SOIS LA SAL DE LA TIERRA”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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2 Corintios 1,18-22 |
Mateo 5,13-16Sal y luz del mundo 13 “Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal deja de ser salada, ¿Cómo seguirá salando? Ya no sirve para nada, así que se la arroja a la calle y la gente la pisotea. 14 “Vosotros sois la luz de este mundo. Una ciudad situada en lo alto de un monte no puede ocultarse; 15 y una lámpara no se enciende para taparla con alguna vasija, sino que se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 Del mismo modo, procurad que vuestra luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo. |
DÍA 10 JUNIO CICLO -C
La
sal es buena, como todo lo creado. Hay
países que no tienen sal; debe aplicarse otro medio, el que usan como
sustituto, para comentar el Evangelio.
Lo
digo porque no todos tenemos de todo; hay muchas carencias de lo necesario para vivir y todos lo sabemos,
aunque no siempre somos conscientes de ese vacío de lo necesario en muchos
prójimos. No lo es la sal.
El
buen uso de la sal hace buenos los alimentos y nos sirve para pensar que, cuando su presencia no se nota es cuando
cumple su misión.
“Vosotros sois la sal de
la tierra”
La sal no debe notarse, pero Jesús nos dice que hemos de ser la sal
de la tierra; lo que quiere decir que, el mundo necesita la sal del Evangelio; sin embargo, si la presencia en el mundo es como fue la
de Jesús, como la sal, que notaron su Presencia, unos
para seguirle y otros para perseguirle, seremos
sus testigos.
Su Verdad fue ofrecida con su propia Vida, pero no impuesta como es con nuestras
verdades; por esto se convierten en “sal sosa”.
“Si la sal se vuelve sosa,
¿con qué la salarán?”
Las verdades cuando son ideológicas se imponen, clasifican y separan; por más medios que se pongan para devolver el gusto a la sal, su misma esencia impide el buen sabor de una convivencia pacífica; las verdades siempre son un medio de luchar a favor de partes, mientras la Verdad evangélica dice S. Pablo:
“Nosotros, judíos y griegos,
esclavos y libres, hemos sido bautizados
por un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo” (1 Cor
12,13)
No somos sal por nosotros mismos; nuestra
propia condición humana sombrea lo que debería ser luz. Tener la vanidad
de pretender ser luz, desde nuestra manera de pensar y ser, es convertir
nuestra poca sal en “sal sosa”.
“La sal sosa”, con pretensión de ser luz,
no sirve más que para tirarla fuera
y que la pise la gente”
Esto es lo que podemos llegar a hacer con la
Luz evangélica cuando la hacemos nuestra sin el Espíritu que la ilumina. “Sólo lo nuestro” nunca es buena sal.
El mundo
no conoce el Evangelio; sin embargo sabe ver si anda por él la Verdad con buen sabor y cuando es
ofrecida como verdades personales o grupales; y, cumpliendo lo
que dice el Evangelio “las tiran y las pisotean”
No
nos quejemos del mundo; cuando le llega
la Verdad la persigue, y nos favorece, o
la respeta. Todos, ante tantas verdades ofrecidas hoy y, a veces
impuestas, somos indiferentes.
La
Verdad no deja a nadie indiferente en su interior.
“Vosotros sois la luz del
mundo”
El mundo es una cárcel limitada, aun siendo infinitos los límites del Universo
Dios acerca lo eterno al tiempo; ha salido de sí mismo para ser la Luz que el mundo necesita.
Somos pequeñas luces cuando salimos de nuestro yo para
ofrecer lo que es de Dios y, nunca exclusivamente nuestro.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
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