domingo, 8 de junio de 2025

 “MARÍA, AHÍ TIENES A TU HIJO”

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Haz Clic en los textos para leer y orar)

Hechos 1,12-14

Juan 19, 25-34

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. 26 Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:
–Mujer, ahí tienes a tu hijo.
27 Luego dijo al discípulo:
–Ahí tienes a tu madre.
Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa.
Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Mc 15.33-41; Lc 23.44-49)
28 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:
–Tengo sed.
29 Había allí una jarra llena de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. 30 Jesús bebió el vino agrio y dijo:
–Todo está cumplido.
Luego inclinó la cabeza y murió.
La lanzada en el costado
31 Era el día de la preparación de la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos quedasen en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernas a los crucificados y quitar de allí los cuerpos. 32 Fueron entonces los soldados y quebraron las piernas primero a uno y luego al otro de los crucificados junto a Jesús. 33 Pero al acercarse a Jesús vieron que ya había muerto. Por eso no le quebraron las piernas.
34 Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua.

DÍA 9 JUNIO  CICLO  -C    

Ayer terminamos el tiempo de Pascua, y el primer día, siguiendo el Tiempo ordinario, la Iglesia nos invita a celebrar a María, como Madre de la Iglesia.

Dios Padre ha demostrado su Amor enviándonos a su Hijo unigénito, para que naciera como hombre verdadero del seno de María.

Ella es verdadera Madre de Dios, porque el Espíritu Santo, que celebramos ayer en la Fiesta de Pentecostés, la cubrió con su sombra, dejando al Hijo de Dios en su seno, para que naciera Jesús, Dios y Hombre verdadero.

De este modo, por el Espíritu Santo que se nos ha dado, nosotros hemos conocido al Hijo en la Humanidad de Jesús de Nazaret, y por Él y por el Espíritu le podemos llamar al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, “Abba”, Padre, y le podemos rezar como Padre nuestro, sintiéndonos hermanados por ser, todos, hijos del mismo Dios Padre.

·   María es hija de Dios, como nosotros; porque igual que su hijo, el Hijo de Dios, que nació y fue miembro del Pueblo elegido, también Ella lo fue, y llegó a ser, como nosotros, miembro predilecto de la Iglesia, el Cuerpo de bautizados en Cristo resucitado.

·       Ella es hija de su Hijo por haber sido creada por la Palabra, como nosotros.

“Mujer, ahí tienes a tu hijo”

·      En la Encarnación María recibió al Hijo, que nació sin pecado como Hombre verdadero desde su carne inmaculada, por los méritos anticipados de la Redención, pero el Hijo asumió en la Encarnación la Naturaleza humana pecadora y, nos reconcilió con el Padre, con su Vida, Pasión y Muerte.

Desde la Encarnación María es Madre nuestra siendo pecadores, “pecador me concibió mí madre”, aunque hayan sido santas nuestras madres.

La donación que Jesús nos hace desde la Cruz es revelación de que María, sin pecado concebida, es esencialmente única: “Todas las generaciones te llamarán bienaventurada”, y es nuestra hermana, aunque redimida y llena de Gracia con anterioridad a nosotros.

Es miembro de la Iglesia; lo es como tipo y figura de la misma.

·     En Ella vemos la trascendencia de la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús en toda la Creación y en toda la Humanidad.

·     En Ella vemos la realidad del destino de la Iglesia, y de todos los redimidos por Cristo, como imagen de la Nueva Jerusalén.

“Ahí tienes a tu Madre”

Cristo es el único Redentor, pero Dios ha querido que una criatura como nosotros fuera la Madre del Hijo encarnado, y por ser las tres Personas divinas de igual Naturaleza, ser Madre de Dios.

Así María es nuestra Madre, como miembros de la Iglesia, como lo es, por el Cristo Redentor, Madre de la Humanidad y, como Madre es transparencia del Amor divino.

¡Al pie de nuestra cruz está nuestra Madre!

¡Recibamos a María como algo propio, como Juan la acogió!              

Federico Allara


SANTORAL DEL DÍA

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA,

MADRE DE LA IGLESIA

(Clic en el nombre)

A TANTO AMOR





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