¿CÓMO PUEDE ESTE DARNOS
A COMER SU CUERPO?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Haz Clic en los textos para leer y orar)
Hechos 9, 1-20
Juan 6,52-59
DÍA 9 MAYO CICLO -C
Juan
habla en estos textos después de muchos
años de celebrar a Jesús Eucaristía, instituida en aquel jueves en que se
despedía de sus discípulos.
Jesús
les comunicó un hecho desde su Sacerdocio
eterno.
El
realismo de sus palabras
expresaba la creación de un Sacramento que,
en su única realidad aún debía celebrarse: “Esto es mi Cuerpo que será entregado… Esta es mi Sangre
que será derramada”.
El
interrogante de los judíos es lógico; sus discípulos habrían hecho
la misma pregunta si no hubieran creído en sus palabras. Esto nos demuestra la trascendencia de la
fe.
Tal
vez sea el momento de la institución de
la Eucaristía el que más nos manifiesta la eficacia de la fe. Ante
Jesús sacramentado no hay más prueba que sus palabras.
Aun
cuando iban a suceder los abandonos y las traiciones a Jesús, sus discípulos creen en sus palabras, y no preguntan; lo cual nos revela que,
toda pregunta sobre lo que Jesús dice
y hace, siendo necesario que la razón se interrogue, si nos quedamos en el interrogante no
tenemos respuesta que nos dé la evidencia que pretendemos; sólo nos
la da la fe en Él.
¡Vamos
a Jesús con la disposición de creerle o no hallaremos nunca la certidumbre
que la razón desea conseguir!
· No nos damos cuenta de lo trascendente
que es la fe;
no sólo en lo que tiene relación con la fe religiosa; la vida es, en sí misma, un riesgo
al que nos somete nuestra existencia compartida.
La inseguridad
es lo común de la vida cotidiana; y quien busca seguridades
en lo que el mundo le ofrece, la experiencia dice cuán débil es la arena
que sostiene la casa desde los poderes del mundo.
·
La
fe la necesitamos para saber que, a pesar de ir por
caminos nocturnos y con tropiezos inesperados, vale la pena existir y
transformar la existencia en vida; hallamos su sentido y la esperanza en la fe y en el amor.
Sólo
desde la Cruz Jesús nos podía ofrecer la Presencia
de su Amor eterno en todos los tiempos, expresada en su realidad de muerte y resurrección, que podemos ver
y tocar en su Presencia real en cada
Eucaristía celebrada como miembros de la Comunidad eclesial católica.
“Si no coméis la carne del Hijo del Hombre
y no bebéis su sangre
no tenéis vida en vosotros”
Felipe dice al etíope, un eunuco, sentado en
su carroza, que leía al profeta Isaías:
¿Entiendes lo que estás leyendo?
-¿Cómo lo voy a entender si nadie me lo explica?
(Hechos, 8,30-31)
No entenderemos sus palabras si no creemos
que Jesús Murió, fue Sepultado y Resucitó.
Como creyentes
cristianos católicos, porque somos los que creemos en los Sacramentos, no
sólo lo podemos entender, sino que lo debemos
“practicar y vivir” “para tener vida” como nos lo dice el mismo Jesús.
Cristo Resucitado es QUIEN llega al Altar con su Cuerpo real espiritual; nos
da la verdadera vida para vivirla ahora
y aquí con sentido. Es la que infunde el motivo de una esperanza cierta.
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
APOSTOL DE JESUCRISTO
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