¿QUÉ OS PARECE?
¿VENDRÁ A LA FIESTA?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Juan 11, 45-57
Conspiración para arrestar y matar a Jesús 45 Al ver lo que Jesús había hecho, creyeron en él muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María. 46 Pero algunos fueron a contar a los fariseos lo hecho por Jesús. 47 Entonces los fariseos y los jefes de los sacerdotes, reunidos con la Junta Suprema, dijeron: –¿Qué haremos? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. 48 Si le dejamos seguir así, todos van a creer en él, y las autoridades romanas vendrán y destruirán nuestro templo y nuestra nación. 49 Pero uno de ellos llamado Caifás, sumo sacerdote aquel año, les dijo: –Vosotros no sabéis nada. 50 No os dais cuenta de que es mejor para vosotros que muera un solo hombre por el pueblo y no que toda la nación sea destruida. 51 Pero Caifás no habló así por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, dijo proféticamente que Jesús había de morir por la nación judía, 52 y no solo por esta nación, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que se hallaban dispersos. 53 Desde aquel día, las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Jesús. 54 Por eso, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se marchó de la región de Judea a un lugar cercano al desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos. 55 Faltaba poco para la fiesta de la Pascua de los judíos, y mucha gente de los pueblos se dirigía a Jerusalén, a celebrar antes de la Pascua los ritos de purificación. 56 Andaban buscando a Jesús, y se preguntaban unos a otros en el templo: –¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta, o no? 57 Los fariseos y los jefes de los sacerdotes habían dado orden de que, si alguien sabía dónde estaba Jesús, lo dijera, para poder apresarle. |
· Jesús ¡cómo no iba a acudir a la
fiesta, si la iba a establecer nueva!
La
Pascua,
el paso de Dios por el mundo, se había practicado con obras que el Pueblo
reconocía; creía por las obras de
Dios. Jesús pretendía esclarecer sus mentes diciéndoles que, creyeran en sus obras
identificándose con el Dios en QUIEN creían; con la frase “Yo Soy”.
El
paso de Dios por el mundo, en
la plenitud de los tiempos, ha sido
la del mismo Dios en la Persona del Hijo, como uno más, en Jesús de Nazaret.
En
la Trinidad eterna se cumplía la Pascua, instituida como Ley para
el Pueblo, pero la verdadero Fiesta iba
a ser la plenitud de las Alianzas, signos
de la Alianza definitiva, que iba a
establecer Cristo con su Muerte y Resurrección.
· ¡Cómo no iba a ir a la Fiesta, cuando
Él iba a ser La Fiesta!
Los
judíos recuerdan a Jesús que, Abrahan y
todos los profetas, hasta entonces, habían
muerto.
La
muerte es,
no siendo nada, porque “no tiene ser”; muerte es carencia de vida; la experiencia
real que nos interroga a todos.
El
regreso a la vida, esto era lo que Jesús hizo en tres casos
que nos narra el Evangelio, interpelaba
a la gente. Por esto, la nueva vida de Lázaro, habiendo sido devuelto a su vida
cotidiana, después de cinco días sepultado, hacía que acudieran a verle y las autoridades decidieran matar a Jesús y a Lázaro.
¿Cómo
no se interrogaban que, si
Jesús era capaz de devolver los muertos a la vida, pretender matar, a quien demostraba
tener poder sobre ella, era un
absurdo mayor que el Misterio de la propia Vida de Jesús?
Y
con ellos interroguémonos “si creemos en
sus obras”; esto nos puede servir para cambiar nuestra mentalidad, renovar
y convertir.
· ¿Cuál era su verdadero temor?
Que
los romanos destruyeran el lugar santo y
la nación; su propio poder situado y el uso de la autoridad que
Dios les había concedido.
· ¿Cuál es nuestro temor, sin la fe?
Que
Dios sea el represor de nuestra autonomía.
Deseamos compaginar la verdad de Dios, de
nuestro dios, con la realidad autónoma de nuestra existencia. Es la fe en la propia vida, con la ilusión de no negar a Dios.
“Vosotros no entendéis ni palabra;
no comprendéis que os conviene que
uno muera por el pueblo,
y que no perezca la nación entera”
Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente.
Jesús iba a morir, no solo por la nación,
sino por el mundo entero.
“Aquel día decidieron darle muerte,
y habían mandado que el que se enterase
de dónde estaba les
avisara para prenderlo”
¡Que Dios nos dé el favor de “la lógica de la razón” al ser la
base para aceptar el don de la fe!
porque nosotros somos el misterio del no-saber.
Jesús, mientras, pasaba el tiempo en Efraín con los discípulos.
Federico
Allara
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