CAMINANDO HACIA EMAÚS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
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Lucas 24,13-35
En el camino de Emaús (Mc 16.12-13) 13 Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. 14 Iban hablando de todo lo que había pasado. 15 Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. 16 Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle. 17 Jesús les preguntó: –¿De qué venís hablando por el camino? Se detuvieron tristes, 18 y uno de ellos llamado Cleofás contestó: –Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días. 19 Les preguntó: –¿Qué ha sucedido? Le dijeron: –Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. 20 Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. 21 Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de la nación de Israel, pero ya han pasado tres días desde entonces. 22 Sin embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro 23 y no encontraron el cuerpo; y volvieron a casa contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús. 25 Jesús les dijo entonces: –¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? 27 Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas. 28 Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; 29 pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo: –Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche. Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. 30 Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. 31 En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. 32 Se dijeron el uno al otro: –¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras? 33 Sin esperar a más, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos. 34 Estos les dijeron: –Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan. |
23 ABRIL CICLO -C
Todos
los cristianos conocemos el relato de los
dos discípulos camino de su Pueblo, Emaús; de ellos sabemos que, uno se llamaba Cleofás.
Esta
vez planteo en mí y en ti las cuestiones
que veo en estos discípulos.
Ø ¿Hacia dónde va mi vida?
Los
discípulos de Emaús sabían adónde iban. Regresaban
a su casa después de una gran experiencia que, en aquel momento, había
quedado en nada.
Ø Podemos
saber hacia dónde vamos. ¿Nos detenemos a
pensar, qué grandes experiencias hemos tenido y que hemos hecho de ellas?
Nadie
puede decir que su vida carece de experiencias, y algunas grandes.
Ø Es
bueno pensar: ¿cuáles y por qué nos han
dejado satisfechos y cuáles con tristeza, con nostalgia y tal vez con culpa?
Ø ¿De cuáles hemos pecado de
inadvertencia o de no haber visto su trascendencia en nuestra vida?
Si
alguien puede decir que, no ha tenido ninguna experiencia de Dios
· Porque
nadie le ha hablado de Él objetivamente y con claridad, o
· Porque
la vida le ha llevado a no tener oportunidad de saber de Él,
Digno
es de ser escuchado, comprendido y amado.
Considero que, una de las prioridades de la vida es tener la posibilidad de
“conocer la Verdad de Dios”.
ü Gracias a Dios he tenido muchas
oportunidades para saber de Dios; puedo decir que desde mi
infancia puedo recordar sus pasos por mi vida, de lo cual me siento responsable y también
culpable ante Él porque, la más mínima experiencia de su Amor imprime una
exigencia de correspondencia, que no siempre llega a su medida.
ü Tú, ¿has tenido mínimas experiencias de
Dios o alguna grande?
Siempre
aconsejo a no quedarse con la experiencia de la realidad de los testigos o
mediadores, porque nunca somos perfectos, sino a querer y saber mirar cómo y de qué
manera Dios ha escrito o escribe su
paso por tu vida rectamente
con líneas torcidas.
ü ¿Qué puedes responder a Dios, digo a
Dios, de su paso por tu vida?
“¡Qué necios y torpes sois para creer
lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías
padeciera esto y entrara en su gloria?”
Dios puede caminar a nuestro lado de
muchas maneras, mientras nosotros discutimos de Él y de las cosas del mundo
pudiendo ser confundido y no percibido o reconocido.
Dios sabe cómo hablar a nuestro corazón y sé que, habrá momentos en que en todos
se produzca la experiencia de los discípulos de Emaús:
“No ardía nuestro corazón
mientras nos hablaba por el camino”
Lo reconocieron desde la invitación a “entrar
en “su casa” y, sentado en su mesa, “al
partir el pan”.
Levantándose se volvieron a Jerusalén.
ü ¿A dónde hemos de regresar nosotros?
Federico Allara
SANTORAL DEL DÍA
PEREGRINO
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