UNO SOLO ES VUESTRO PADRE
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Isaías 1,10.16-20
Mateo 23,1-12
Jesús denuncia a los fariseos y a los maestros de la ley 23 1 Después de esto, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2 “Los maestros de la ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. 3 Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. 4 Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. 5 Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas. 6 Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, 7 ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros. 8 “Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. 9 Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo. 10 Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único Jefe es Cristo. 11 El más grande entre vosotros debe servir a los demás. 12 Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido. |
DÍA 18 MARZO CICLO -C
Los seres humanos existimos con la impronta natural de desear las presencias de lo que amamos, sean personas o criaturas. Poder convivir con las presencias es un don, que no siempre es posible; por esto, ¡cuánto deberíamos expresar nuestra gratitud cuando se convive en presencia!
¿Puede
haber algún ser humano que ame de verdad y se conforme con la ausencia de lo
amado, siendo posible la presencia?
Este
razonamiento lo traslado a nivel de los que decimos que creemos en Dios.
Quien
afirma su increencia, referida a la existencia de Dios, se
conforma con una ausencia de raíz, sustituida por las presencias que puede
ver y tocar, con la esperanza de que la ciencia responda a los
interrogantes de todos los humanos.
· La necesidad no crea lo necesario, pero puede conformarse
con lo que tiene al alcance de su mano.
·
La necesidad no
puede crear ninguna divinidad, pero los que decimos que, aceptamos
la existencia de Dios nos hemos de preguntar si, siendo natural desear las presencias
de lo amado y, siendo posible vivir la experiencia de Dios, al
haberse revelado, ¿es lógico
vivir la fe aceptando la
ausencia de Dios, cuando su
revelación es Presencia del Amor
que todos necesitamos?
Jesús
nos dice, desde su experiencia de vivir la presencia de los letrados:
“En la cátedra de Moisés se
han sentado los escribas y fariseos:
haced y cumplid todo lo que os digan;
pero no hagáis lo que ellos hacen”
No
hagamos juicio de nadie, que
es lo más fácil para justificarnos; mejor es pensar que, nadie vive sin su maestro de cátedra.
Lo que afirmamos
o negamos es porque escuchamos a nuestros maestros preferidos. Y
quien diga que no tiene maestros es más grave; porque revela que es su “yo” el
que decide.
“Vosotros no os dejéis llamar maestros,
porque uno solo es vuestro Maestro,
y todos vosotros sois
hermanos”
Precisamente, cuando se rompe la hermandad surgen
los maestros.
Decirnos Jesús que, “uno solo es nuestro
Maestro” es aceptar la Presencia de Dios y no la fe desde su ausencia. Su enseñanza es su Vida sin cátedra.
Jesús rezaba en el huerto y en el monte, y enseñaba sentado en la barca.
Su
Vida es la que nos ha hermanado, mientras son los maestrillos religiosos, ideológicos y políticos los
que nos separan, y además
con desamor.
“No llaméis padre a nadie de la tierra,
porque uno solo es vuestro Padre…
El primero entre
vosotros sea vuestro servidor”
Nuestros padres no nos han dado la vida.
El alma es don individual para cada uno de
nosotros; y no procede de ninguna energía, ni de ninguna materia. La vida la
deseamos inmortal.
Fe no es creer lo que a cada uno le es
razonable de Dios. Fe es creer en Dios.
Dios no nos quiere humillados, sino humildes;
y a ser posible, lógicos en el pensar
y en el amar, desde lo natural, siempre sobrenatural.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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