LA MISERICORDIA
ES EL ROSTRO DE DIOS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 6,36-3836 Sed compasivos, como también vuestro Padre es compasivo. No juzgar a otros (Mt 7.1-5) 37 “No juzguéis a nadie y Dios no os juzgará a vosotros. No condenéis a nadie y Dios no os condenará. Perdonad y Dios os perdonará. 38 Dad a otros y Dios os dará a vosotros: llenará vuestra bolsa con una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Dios os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.” |
DÍA 17 MARZO CICLO -C
Lo
más maravilloso de la vida del ser humano está en lo que
no se puede demostrar. Toda la vida
del espíritu, vivida y comunicada, exige ser creída. Es así
en lo más cotidiano de nuestra vida y en las cosas de Dios.
Los
esposos os amáis porque creéis en
las actitudes, las palabras y los gestos que garantizan en vuestro espíritu la verdad del amor.
Lo mismo entre amigos; y debería ser entre todos los seres humanos.
Lo
que faltan son gestos, palabras y actitudes para
que, a nivel humano, tengamos fe en el hermano, porque el amor es indemostrable; sólo creíble.
·
No
queramos comprobar el amor que nos da el prójimo gratuitamente.
Querer
comprobarlo es negarse al amor, porque amar es cuestión de fe; y mal nos va cuando queremos probar la
fe, porque demostramos tener un
corazón egoísta que no da el sí sin tenerlo garantizado y comprobado.
No
sabe el egoísta que, la fe y el amor
son tan dignos y libres, que no se venden; antes bien se ocultan a quienes
los quieren tener garantizados y seguros.
Hoy
Jesús nos pide más que amor.
“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”
Si
amar no es fácil ni entenderlo, mucho más conocer, creer y practicar la misericordia.
El
amor que Dios nos pide, en Jesús, llega hasta el enemigo, perdonándolo
y rezando por él.
Esto
no lo exige el sentido común, ni la religiosidad subjetiva, ni el pensar
filosófico, aunque se ponga el amor en el vértice de la virtud.
Si
alguien llega a amar así debería ser motivo de interrogación para el espíritu
humano que lo experimenta, porque no es
común ver amar así.
Si
aceptamos que ésta ha sido la Vida
de Jesús, ¿qué esperamos más?
¿Qué
garantía le pedimos de más a Jesús cuando, por este Amor fue condenado a morir en Cruz y, desde
ella, nos amó, justificó y perdonó?
¿Me
puedes demostrar que todo es un mito?
Jesús
nos aclara el amor y la misericordia.
“No juzguéis, y no seréis juzgados;
no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis
perdonados”
¡Qué fácil es hacer juicio!, incluso
involuntario; somos muy rápidos en ver
y juzgar lo que no nos agrada de los demás.
El hombre moderno no tiene necesidad de que Dios le diga lo
que es justo, amor y misericordia; se basta a sí mismo para justificar sus juicios
sobre Dios y del prójimo, sus condenas y sus razones para no perdonar ni
olvidar.
“Con la medida con que
midiereis se os medirá”
“Dad y se os dará:
os verterán una medida generosa,
colmada, remecida, rebosante”
No es la promesa divina a quienes son misericordiosos,
sino la medida con que nos
creemos amados por Cristo crucificado,
siendo enemigos.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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