NO SE CONVERTIRÁN AUNQUE
RESUCITE UN MUERTO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 16,19-31
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DÍA 20 MARZO CICLO -C
La
presencia de un semejante es digna de ser atendida;
no importa su condición humana. Si es más que tú, ante Dios eres igual; si es
menos, y su realidad sea de indigencia o de situación injusta e ilegal, no nos
gloriemos, porque podríamos estar en su lugar, nacidos en su situación.
El
texto nos plantea varias cuestiones en esta parábola.
“Había un hombre que se vestía de púrpura
y de lino y
banqueteaba cada día”
También hoy unos pocos son epulones, gente sin nombre, que viste de
púrpura y banquetea todos los días, indiferentes a lo que pasa a su lado. Una cosa es tener que comer para
vivir y otra, olvidarse del sufrimiento de millones
de seres humanos, que deben inquietar nuestra conciencia.
“Un mendigo llamado Lázaro
estaba echado a su portal, cubierto de llagas,
y con ganas de saciarse
de lo que caía de la mesa del rico”
Cuando la adversidad abre la puerta de casa, haciendo realidad lo que acostumbramos a
conocer como noticia, entonces
despertamos del letargo del sueño, y muchos
interrogantes remueven el corazón y la mente.
La vida de todo ser humano es inmortal. Todos llevamos el sello de la inmortalidad,
deseada de muchas formas, cada uno sabe cuál.
Todos llegamos un día a la otra orilla, despertada la vida, siendo inmortales.
¿Y si
Dios fuera verdad?
La parábola nos lo recuerda, una vez más, para nuestra meditación y libre opción de las ofertas de Amor de
un Dios real, no imaginado o negado.
Desde la fe sabemos que nadie llega con méritos propios ante Dios para merecer
su Gloria, incluso dando la vida.
La salvación es obra de la Misericordia de
Dios, que nos ha creado por Amor y ofrecida
gratuitamente; misteriosamente, la reconciliación conocida, ha
sido a precio de Sangre del mismo Dios. ¡Este es el don de la fe!
La parábola nos dice que,
“Murió el mendigo y fue llevado al seno de Abrahán.
Murió
también el rico y fue enterrado”
La parábola nos advierte de dos realidades:
·
La esperanza de una inmortalidad, y
·
La de quien opta libremente por la nada, siendo enterrado.
La parábola nos abre a un diálogo interior.
·
La inmortalidad no es un deseo que el ser humano puede
saciar a su manera, sino que es la realidad que nos espera, enterrado el cuerpo, porque el deseo es propio del alma
inmortal.
Vivir de la satisfacción de los bienes
temporales es llegar muerto al final.
Ofrecer la pobreza de la existencia
agradecida, por el don de la vida, sin rebelarse
contra quien nos niega las migajas es
llegar con vida al final.
“Tengo dos hermanos,
que les den testimonio de estas cosas,
no sea que también vengan a este lugar
de tormento”
El primer tormento es ver demasiado tarde que el Bien negado está ya
fuera del alcance humano.
“Tienen a Moisés y a los profetas.
(La
Ley y lo profetizado)
No, padre Abrahán.
Pero si un muerto va a ellos, se
arrepentirán.
Si no escuchan a Moisés y a los profetas,
no se
convencerán ni aunque resucite un muerto”
Es de fe que un muerto ha resucitado. Dios es quien ha muerto realmente en Cristo, fue sepultado y resucitó al tercer día.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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