lunes, 3 de febrero de 2025

“¿QUIÉN ME HA TOCADO?” CON FE

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Mc 5,21-43

La hija de Jairo y la mujer enferma
(Mt 9.18-26; Lc 8.40-56)
21 Cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se le reunió mucha gente, y él se quedó en la orilla. 22 Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que al ver a Jesús se echó a sus pies 23 suplicándole con insistencia:
–Mi hija se está muriendo: ven a poner tus manos sobre ella, para que sane y viva.
24 Jesús fue con él, y mucha gente le acompañaba apretujándose a su alrededor. 25 Entre la multitud había una mujer que desde hacía doce años estaba enferma, con hemorragias. 26 Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado cuanto tenía sin que le hubiera servido de nada. Al contrario, iba de mal en peor. 27 Esta mujer, al saber lo que se decía de Jesús, se le acercó por detrás, entre la gente, y le tocó la capa. 28 Porque pensaba: “Tan sólo con que toque su capa, quedaré sana.” 29 Al momento se detuvo su hemorragia, y sintió en el cuerpo que ya estaba sanada de su enfermedad. 30 Jesús, dándose cuenta de que había salido de él poder para sanar, se volvió a mirar a la gente y preguntó:
–¿Quién me ha tocado?
31 Sus discípulos le dijeron:
–Ves que la gente te oprime por todas partes y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’
32 Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién le había tocado. 33 Entonces la mujer, temblando de miedo y sabiendo lo que le había sucedido, fue y se arrodilló delante de él, y le contó toda la verdad. 34 Jesús le dijo:
–Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila y libre ya de tu enfermedad.
35 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle al padre de la niña:
–Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro?
36 Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, dijo al jefe de la sinagoga:
–No tengas miedo. Cree solamente.
37 Y sin dejar que nadie le acompañara, aparte de Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, 38 se dirigió a casa del jefe de la sinagoga. Allí, al ver el alboroto y la gente que lloraba y gritaba, 39 entró y les dijo:
–¿Por qué alborotáis y lloráis de esa manera? La niña no está muerta, sino dormida.
40 La gente se burlaba de Jesús, pero él los hizo salir a todos, y tomando al padre, a la madre y a los que le acompañaban, entró donde estaba la niña. 41 La tomó de la mano y le dijo:
–Talita, cum (que significa: “Muchacha, a ti te digo: levántate.”)
42 Al momento, la muchacha, que tenía doce años, se levantó y echó a andar. Y la gente se quedó muy impresionada. 43 Jesús ordenó severamente que no se lo contaran a nadie, y luego mandó que dieran de comer a la niña"

4 FEBRERO CICLO   C 

Que Dios nos dé la Gracia de avanzar en la fe, por el conocimiento de su Amor revelado en la Vida cotidiana, que Jesús vivió “como uno de tantos”.

El Evangelio no es para leerlo con el fin de conocer los dichos y hechos de Jesús pasados en su tiempo.

Jesús es Dios y Hombre verdadero; por lo que su Vida tenía trascendencia eterna. Esto nos exige leer el Evangelio, no como memoria de los hechos, sino como realidad de presente, que nos plantea nuestra respuesta ante la experiencia de lo que vemos y tocamos.

Acompañemos a Jairo, jefe de la sinagoga, escuchando su lamento con fe.

“Mi niña está en las últimas; 

ven, impón las manos sobre ella, 

para que se cure y viva”

Jesús se fue con él y lo seguía mucha gente; hoy, tú y yo, conmovidos por el hecho.

Y nos sorprendemos que llegue una mujer, que había oído hablar de Jesús, como nosotros, que llevamos tiempo sabiendo cosas de Jesús.

Esta mujer nos revela su pensamiento:

“Con solo tocarle el manto curaré”

Jesús, notando que había salido fuerza de Él, preguntaba y repetía,

“¿Quién me ha tocado el manto?”

La mujer no se atrevía a decir nada porque sabía que había actuado mal según la Ley; estando enferma contaminaba a quien tocaba; pero se acerca asustada y temblorosa y le confiesa toda la verdad.

“Hija, tu fe te ha curado, 

vete en paz y queda curada”

La hemorroisa quedó curada con solo haber tocado el manto; Jesús lo que hace es confirmarlo y enviarla en paz.

No solo la ha curado, sino que nos demuestra que está por encima de la Ley.

·       Tú y yo ¿qué decimos presenciando la vida de estos dos personajes?

No nos quedemos indiferentes. Demos respuesta a la fe testimoniada por esta mujer y por Jairo.

No termina aquí el relato. Todavía estaba hablando cuando oye Jesús

Tu hija se ha muerto. 

¿Para qué molestar más al Maestro?

No temas; basta que tengas fe, 

le dice Jesús a Jairo.

La niña no está muerta; está dormida”

Jesús no miente; para Dios la muerte es una dormición del ser humano para despertar a la vida eterna.

¿Qué es la muerte para ti y para mí?

Pocos son los testigos de lo que va a hacer Jesús. Cogió de la mano a la niña,

““Talitha qumi”. “Contigo hablo, niña, levántate”

Jesús vino a demostrar que tiene poder sobre la muerte y que el Amor es más que la Ley; por esto hizo algunos milagros para quien quiere ver y oír.

No termines de leer para ir a “tus labores” sin más. Jesús, Jairo, la mujer y la niña nos miran.

¿Qué les decimos tú y yo a cada uno?

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. José de Leonessa, sacerdote capuchino



TALITA KUM





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