miércoles, 5 de febrero de 2025

"QUEDAOS EN LA CASA

DONDE ENTRÉIS"

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Marcos 6,7-13

Llamó a los doce discípulos y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que, aparte de un bastón, no llevaran nada para el camino: ni pan ni provisiones ni dinero. Podían calzar sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. 10 Les dijo:
–Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis del lugar. 11 Y si en algún lugar no os reciben ni quieren escucharos, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies para que les sirva de advertencia.
12 Entonces salieron los discípulos a decir a la gente que se volviera a Dios. 13 También expulsaron muchos demonios y sanaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.

DÍA 6 FEBRERO  CICLO  -C


Todos somos Pueblo sacerdotal desde el Bautismo, que nos ha hecho miembros del cuerpo de Cristo resucitado; S. Pablo dice que, dentro de las funciones de este Cuerpo visible, que es la Iglesia, no todos tenemos la misma función ni estamos llamados a ser y hacer lo mismo.

Hay personas que piensan en el sacerdocio de Cristo como la máxima aspiración negada a quienes lo desean, olvidando que la vocación es una llamada a servir de forma diferente dentro de la Comunidad eclesial única.

El martirio, deseado por muchos Santos, es una vocación especial a la que algunos son llamados a vivirla.

El sacerdocio católico no es un tesoro que esté en manos de quien lo quiera ser porque, no solo es poder celebrar el banquete eucarístico.

¡No es fácil el discernimiento de cada vocación!

Cristo fue un laico que no perteneció a la familia levítica ni a ningún grupo conocido en su época.

En Él vemos la novedad de su relación con Dios, con su Pueblo y con las personas llamadas paganas, por no pertenecer al Pueblo elegido; y entre su novedad, está la de ser único y eterno sacerdote.

El Sacerdocio de Cristo está marcado por el sufrimiento y la Muerte de Cruz y, la entrega de su Cuerpo y su Sangre derramada es lo que manda que “sea celebrado hasta que vuelva”.

Estar detrás del Altar, cara el pueblo, es fácil y deseable por muchos y muchas pero, ¿esto es ser sacerdote de Cristo en la Iglesia católica?

Lo propio del Sacerdocio de Cristo es “dar la vida por las ovejas”; y estar satisfechos de ser maestros y predicadores, desde el Altar, no es vivir el sacerdocio de Cristo. El matrimonio es dar la vida por los amados del hogar.

Creo que, nos debería asustar ser llamados al sacerdocio porque “es ser llamados a morir por el pueblo encomendado”.

“Morir” es servir como actitud habitual sin tiempo ni medida, y esto no se reduce solo a celebrarlo

Jesús "Llamó a los doce discípulos 

y comenzó a enviarlos de dos en dos, 

dándoles autoridad sobre los espíritus impuros"

Cristo dio autoridad a los Doce. Su vocación les llamaba a:

“Llevar solo bastón y nada más, ni pan, 

ni alforja, ni dinero suelto, 

con sandalias y una túnica” y 

"Cuando entréis en una casa, 

quedaos en ella hasta que os marchéis del lugar"

Sólo Dios basta para ir como sacerdotes de Cristo al mundo.

¡Qué difícil es quedarse en la casa dónde se entra!

Empecemos por saber permanecer en la nuestra. Estos son los que lo entienden y pueden ir al mundo siendo sacerdotes de Cristo y celebrar, con el Pueblo, el Sacramento de la Eucaristía como respuesta a su llamada.

Ser sacerdote de Cristo no es saber mucha teología, sino ser experimentado en beber el cáliz, después de haber sido ayudados a discernir ser llamado.

No todos estamos llamados a beber el cáliz como sacerdotes.

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

No hay comentarios: