jueves, 6 de febrero de 2025

LA CONCIENCIA AYUDA, 

Y LA RAZÓN YERRA

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Marcos 6,14-29

Muerte de Juan el Bautista
(Mt 14.1-12; Lc 9.7-9)
14 El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama había corrido por todas partes, y algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado, y por eso tiene este poder milagroso.”
15 Otros decían: “Es el profeta Elías.”
Y otros: “Es un profeta como los antiguos profetas.”
16 Pero Herodes decía al oir estas cosas:
–Ese es Juan. Yo mandé cortarle la cabeza, pero ha resucitado.
17 Es que Herodes, por causa de Herodías, había mandado apresar a Juan y le había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Felipe, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le había dicho a Herodes: “No puedes tener por tuya a la mujer de tu hermano.”
19 Herodías odiaba a Juan y quería matarlo; pero no podía, 20 porque Herodes le temía y le protegía sabiendo que era un hombre justo y santo; y aun cuando al oirle se quedaba perplejo, le escuchaba de buena gana. 21 Pero Herodías vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus jefes y comandantes y a las personas importantes de Galilea. 22 La hija de Herodías entró en el lugar del banquete y bailó, y tanto gustó el baile a Herodes y a los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha:
–Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.
23 Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuese la mitad del país que él gobernaba. 24 Ella salió y preguntó a su madre:
–¿Qué puedo pedir?
Le contestó:
–Pide la cabeza de Juan el Bautista.
25 La muchacha entró de prisa donde estaba el rey y le dijo:
–Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se disgustó mucho, pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que pedía. 27 Así que envió en seguida a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. 28 Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan y la puso en una bandeja. Se la dio a la muchacha y ella se la entregó a su madre.
29 Cuando los seguidores de Juan lo supieron, tomaron el cuerpo y lo pusieron en una tumba.

DÍA 7 FEBRERO  CICLO  -C 

La fama de Jesús se extiende y Herodes oye hablar de Él.

Una cosa es la conciencia que, como dije, es la defensa de nuestra vida por ser la voz, que debemos escuchar para conocer nuestra propia realidad existencial, y no sepultarla bajo nuestro “yo”, que nunca es nuestra conciencia.

La conciencia no acusa a quien vive y hace el bien, tampoco acusa a quien no obra correctamente, sino que le hace sentir que su camino no es recto.

Debemos escuchar la voz de la conciencia, porque es ayuda en el discernimiento de nuestra vida, ratificando el bien o advirtiéndonos el error.

Lo que no debemos hacer es pasar de la voz de la conciencia a la afirmación de la razón, porque cuando ésta no escucha y deduce, equivoca su juicio.

Lo vemos en Herodes.

Contra su voluntad, pero habituado a vivir para su bien, egoístamente, carecía de voluntad -es lo propio de los que viven para sí-; por esto, ante una situación totalmente injusta y habitual de su vida, reacciona desde su realidad, es decir, de la nada de una personalidad de la categoría que debía tener como rey; y consiente la muerte de Juan Bautista, porque su conciencia estaba sepultada bajo sus caprichos.

Herodes pasa de la voz de la conciencia a la afirmación de la razón:

“Es Juan, a quien yo decapité, 

que ha resucitado”

La razón convierte en acusación a la conciencia cuando ésta es voz que ayuda a la conversión. ¡No es fácil la conversión; imposible sin la Gracia!

¿Qué saca Herodes en decirse a sí mismo que Juan Bautista ha resucitado?

La voz de la conciencia pedía su conversión desde Juan al que había mandado decapitar.

Dios perdona a quien reconoce su culpa.

¡Qué peligroso es tener bienes cuando se confía en ellos como fin!

“Te daré lo que me pidas, 

aunque sea la mitad de mi reino”

De mi reino”, asegura Herodes, apoyado en la seguridad de su reino.

¡Consideramos nuestro lo que desaparece pronto como la niebla!

No esperaba Herodes lo que le pidió la hija de Herodías.

“El rey se puso muy triste

porque respetaba a Juan,

sabiendo que era un hombre justo 

y santo, y lo defendía”

·       No es suficiente, para vivir, reconocer el bien de los demás; en este caso poco le sirvió entristecerse ante la petición de la cabeza de quien “escuchaba perplejo, oyéndole con gusto

Nos sirve para meditar.

·       No es suficiente reconocer a Jesús, como hombre “justo y santo”, ni es suficiente escuchar su Palabra, sólo oyéndola.

·       Lo que no llega al corazón, para ser creído y amado, no es suficiente para convertir la vida en lo que la conciencia ayuda con su luz.                   

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Ricardo



MI GUARDIÁN



No hay comentarios: