“VENID EN POS DE MÍ”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Marcos 1.14-20
|
13 ENERO CICLO -C
Jesús había vivido en Nazaret, como niño, con sus padres, hasta los treinta años después de haber regresado de Egipto. También esto es un misterio, al que sólo Dios puede darnos luz.
Vivimos
un tiempo en el que la acción y la inmediatez predominan
sobre la meditación de la vida y del tiempo, y del para qué de los mismos.
Para
nosotros “ser enviado” es pensar
en actuar ya; sin embargo, desde la Sabiduría Divina hay:
· Una espera de tiempo lleno de vida y de
convivencia familiar;
· Un aprender de la realidad de la vida
dentro de la cultura del Pueblo en un ambiente de humildad,
de pobreza, de trabajo como si, lo de haber
sido enviado como Hijo al mundo hubiese quedado olvidado, pero el texto nos habla del tiempo
propicio según la Sabiduría Divina.
“Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios”
Dios
tiene sus “tiempos” desde su Ser eterno, y nosotros no los
entendemos, sino por su Luz que ilumina nuestro espíritu con fe.
·
Nunca
digamos esto es el final, muy propicio a decirlo hoy, porque el final está solo en el
pensamiento del Padre.
·
No
digamos nunca aquí no hay remedio, porque de las piedras Dios puede hacer hijos;
y muchas rocas adversas se han convertido en arenas donde Dios se
pasea gustoso; porque todo está en sus manos, que son las del Padre que nos ama y sabe
esperar porque es dueño de nuestros tiempos.
“Venid en pos de Mí”
Ayer se
lo dijo a Pedro y a Andrés, y también a Santiago y a Juan.
Hoy,
en la medida en que nos afirmamos ser creyentes, aceptemos sin imaginación -porque es de su Amor y no de nuestro
sentimiento- que Jesús viene a nuestro lugar habitual
para decirnos a cada uno: “Ven conmigo”.
Pedro
y Andrés, Santiago y Juan
dice el texto que, inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron.
No
eran solo pescadores, eran discípulos
de Juan Bautista; sabemos que estaban dedicados a formarse,
convertidos y purificados por el bautismo de Juan, viviendo al servicio de Dios
según la Ley y la esperanza del Mesías.
De
ahí la inmediatez en dejarlo
todo para seguir la llamada de Jesús.
La inmediatez
y el testimonio, dejándolo todo, no quiere
decir que estaban convertidos y que todo estaba hecho. Más bien estaba
todo por hacer.
Cuando
Jesús llama,
lo que vale es “su llamada”; porque sólo Él sabe la realidad de cada una de
nuestras vidas llamadas;
y nadie está excluido.
Los
discípulos discrepaban de muchas palabras y actitudes de Jesús. De ahí
también los motivos para entender sus traiciones a pesar de seguirle.
Sintámonos
llamados;
nuestra vida nunca es la satisfacción de la respuesta.
Quien no sabe de su perdón
todavía no ha entendido su llamada.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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