“¿TÚ QUIÉN ERES?”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Juan 1,19-281. La revelación del Hijo de Dios (1.19–3.36) El testimonio de Juan el Bautista 19 Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a Juan, a preguntarle quién era. 20 Y él confesó claramente: –Yo no soy el Mesías. 21 Le volvieron a preguntar: –¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías? Juan dijo: –No lo soy. Ellos insistieron: –Entonces, ¿eres el profeta que había de venir? Contestó: –No. 22 Le dijeron: –¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué puedes decirnos acerca de ti mismo? 23 Juan les contestó: –Yo soy, como dijo el profeta Isaías, ‘Una voz que grita en el desierto: ¡Abrid un camino recto para el Señor!’ 24 Los que habían sido enviados por los fariseos a hablar con Juan, 25 le preguntaron: –Pues si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas? 26 Juan les contestó: –Yo bautizo con agua, pero entre vosotros hay uno que no conocéis: 27 ese es el que viene después de mí. Yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias. 28 Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al oriente del río Jordán, donde Juan estaba bautizando. |
DIA 2 ENERO CICLO C
Es una pregunta difícil de responder porque, con decir el nombre es sólo esto lo que se identifica; quien no conoce se queda sabiendo el nombre y nada más. ¡Qué difícil darse a conocer con una palabra!
· ¡Qué difícil es conocerse a sí mismo!,
unos por humildad, otros por vanidad.
· ¡Qué fácil es ocultar la realidad;
como aceptar de los demás lo que reviste la debilidad!
· ¡Qué madurez humana la que es capaz de ser
verdad,
iluminando
lo que los demás confunden!
Cada
uno es más de lo que sabe de sí mismo.
Las
actitudes habituales, que tenemos con Dios y con el prójimo, nos pueden ayudar
porque revelan la identidad, que no siempre es la que se ofrece.
· Juan Bautista es un modelo de madurez
humana.
“Yo no soy el Mesías”
¡Qué
fácil es revestirse del honor con que pueden vestir los demás desde el error,
no culpable!
· Y modelo de fidelidad a su vocación.
“Yo soy la voz que grita en el desierto”
Se
necesita tener muy cierta la llamada de Dios a identificar la vocación para definirse y aceptar vivir la voluntad
divina, como en el caso de S. Juan Bautista.
Normalmente
quien va al desierto es respondiendo a
la voluntad de Dios para vivir, en silencio y en dedicación completa, según su designio; pero Juan entiende
que no predica al desierto, sino que su
grito es una manera de llegar al desierto
de cada uno.
Desierto
es el lugar donde no hay nada, sin embargo, nuestro interior no es un desierto, sino un paraíso, que podemos convertir en
desierto cuando no hacemos nada por conocerlo y llenamos nuestras manos, el
corazón y la mente de todo lo que sustituye la abundancia del bien no
atendido.
Esta
fue la vocación de Juan Bautista:
·
Gritar con su voz para
despertar la conciencia de haber convertido el paraíso interior en un
desierto.
La
tenencia de cosas y de pensamientos indiferentes al paraíso interior crea
montes y lejanías; por esto Juan grita:
“Allanad el camino al Señor”
Quien
viene detrás de él,
“a quien
no puede desatar la correa de la sandalia”, no se da a
conocer a quien lo oculta desde la altivez o desde la lejanía.
“Entonces, ¿por qué bautizas?”
Su
bautismo era con agua, signo de purificar la conciencia desde su
palabra.
La
gente acudía a él
para despertar del letargo que ocultaba el paraíso interior.
Quienes
le preguntaban
permanecían en el desierto de su interior, sin escuchar.
“En medio de vosotros hay uno que no conocéis”.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
ss. Basilio El Grande y Gregorio Nacianzeno,
obispos y doctores de la Iglesia
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