“YO LO HE VISTO Y DOY TESTIMONIO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Juan 1,29-34Jesús, el Cordero de Dios 29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: “¡Mirad, ese es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 A él me refería yo cuando dije: ‘Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.’ 31 Yo mismo no sabía quién era él, pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel le conozca.” 32 Juan también declaró: “He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33 Yo aún no sabía quién era él, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.’ 34 Yo ya le he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.” |
DÍA 3 ENERO CICLO C
Un testigo es quien revela su experiencia con el compromiso de su vida, incluida la muerte. Es de exigencia natural interesarse por la persona y por el hecho que atestigua dando la vida, como expresión de fidelidad a Quién le ha dado la Gracia de vivirla siendo fiel hasta el silencio de su vida ofrecida, aparentemente perdida. Así fue la vida de Juan Bautista.
Para
conocer a Jesús no hay que leer ni
pensar mucho; esto viene después.
Lo
mejor es leer en silencio un texto del
Evangelio, con fe y amor, como quien sabe lo que lee; leerlo palabra
por palabra, meditarlo, que no es pensarlo, dejando que sea la Palabra la que trascienda la mente, y guardarlo
para que crezca la luz despacio en
el propio espíritu.
Si
Dios quiere un diálogo contigo no te vayas antes a otro
libro.
Vive
su Presencia y consiente el diálogo.
Es
el mejor medio para creer y aceptar que es
Dios el que se da a conocer.
La
Palabra de Dios,
que se hizo Hombre, como lo estamos celebrando, entró en diálogo con los seres humanos que optaron por escucharle en el tiempo en que Él, siendo eterno,
se hizo tiempo. Lo que vivió debe ser dialogado del mismo modo por ti,
con fe y amor, con los testigos que han dado la vida diciendo:
“Yo lo he
visto, y doy testimonio que este es el
Hijo de Dios”
A
Dios no se le piensa, porque Dios no está al alcance de la razón; quien no va a
Él con disposición de fe, ni los hechos ni los testigos mueven la vida a
una libre opción de amor; como vemos en quienes nunca le creyeron por más que
preguntaran y se acercaran a Él.
Juan
vio que venía Jesús y dijo:
“Mirad al cordero de Dios, que toma sobre sí el pecado del mundo.
“Yo no sabía quien era”.
“No
lo sabía” expresa que está hablando de
alguien que trasciende lo que
conoce; habla del Mesías esperado, y no desde el hecho de
la Visitación de María a Isabel. El Evangelio dice lo que ha de servir a la
fe.
Juan
habla siempre de lo que ha visto aunque disfrutó poco de Jesús.
“He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo
como una paloma, y se posó sobre Él.
Y yo lo he visto y he dado testimonio que este es el Hijo de
Dios.
Juan
fue el último Profeta, atestiguando quien era el Mesías.
Fue
Profeta en el tiempo de Jesús profetizando en presente y
en futuro.
·
Ayer Dios enviaba testigos a su Pueblo, pero su Pueblo no los creía a pesar de
haber sido elegidos para ser los guardianes de la Verdad divina.
· Hoy Dios sigue enviando testigos;
y Él mismo es testigo de la Verdad.
Quien
ama le gusta estar con el amado. El tiempo que estamos conviviendo
con Él nos indica realmente lo que le creemos y amamos.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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