“¿POR QUÉ COME CON
PUBLICANOS Y FARISEOS?”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
DÍA 18 CICLO -C
"Por qué come con publicanos y fariseos?"
Este suele ser el error de los envidiosos y de los celosos.
Los
escribas y los fariseos eran los que realmente pertenecían al Pueblo elegido, que era visitado por Dios en Cristo Jesús.
El
Hijo de Dios fue enviado a su Pueblo, signo de la
realidad humana; porque desde nuestros primeros padres, que lo tenían
todo gratuitamente y lo dejaron perder por confundir la riqueza que
tenían en sus manos, y en su tiempo, el Pueblo
esclavo liberado con grandes prodigios de Dios, que nunca supo apreciar
las riquezas que se les daba, y cuantos
vivimos a lo largo de la Historia, todos erramos ante la gratuidad del Amor divino trinitario.
Este
es el absurdo del poder humano cuando vive entretenido en pensamientos y
con la riqueza que considera obra del poder de sus manos.
Podemos
pasar la vida,
cada uno de nosotros, con
discursos afirmativos o negativos de Dios,
orgullosos de nuestro progreso y no vivir el gozo de tales logros porque,
cuanto “más es el poder” que tenemos “mayor es el vacío” del ser nunca saciado,
creador de celos y envidias, fruto de la insatisfacción.
·
El
Hijo de Dios es
la máxima revelación de Dios al ser humano.
Este Hijo de Dios, nacido
como un hijo más presente en medio de su Pueblo, en la humanidad de Jesús, “al pasar vio
a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
Sígueme”
No sigas leyendo el relato del Evangelio para
quedarte con la noticia del hecho. Piensa más bien que Dios, al pasar por dónde estás, te dice “Sígueme”
Reconozcamos dónde estamos. Podemos
ser buscadores sinceros de la Verdad
y honrados en el servicio al prójimo; pero también podemos ser fariseos, y hasta enemigos directos por ser negativos, o
por vivir de espaldas a nuestro prójimo, como Mateo siendo cobrador de
impuestos.
“Él se levantó y lo siguió”
Este es el examen que Jesús nos propone.
No quedarnos satisfechos “sentados en el
mostrador”, sino ser capaces de ver a Jesús que pasa y de
escuchar su llamada personal. No sólo levantarnos, sino seguirle.
No
seamos fariseos; no solo viendo a Jesús sentado con pecadores, sino “juzgando
a los pecadores” y considerando
que no son dignos de sentarse con Jesús cuando, en su Mesa todos tenemos un sitio guardado para
cada uno.
“¿Por qué come con publicanos y pecadores?”
Pudo muy bien contestar Jesús: “Porque
vosotros no queréis”.
Jesús lo oyó y les dijo:
“No necesitan médico los sanos sino los enfermos”
Jesús, con su sinceridad, nos habla claro.
Para Él ya no eran publicanos y pecadores los
amigos de Mateo, sino ellos, también invitados.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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