jueves, 16 de enero de 2025

“HIJO, TUS PECADOS TE SON PERDONADOS”

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Marcos 2,1-12

Jesús sana a un paralítico
(Mt 9.1-8; Lc 5.17-26)

Algunos días después volvió Jesús a entrar en Cafarnaún. Al saber que estaba en casa, se juntaron tantos que ni siquiera cabían frente a la puerta, y él les anunciaba el mensaje. Entonces, entre cuatro, le llevaron un paralítico. Pero como había mucha gente y no podían llegar hasta Jesús, quitaron parte del techo encima de donde él estaba, y por la abertura bajaron en una camilla al enfermo. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo:
–Hijo mío, tus pecados quedan perdonados.
Algunos maestros de la ley que estaban allí sentados pensaron: “¿Cómo se atreve este a hablar así? Sus palabras son una ofensa contra Dios. Nadie puede perdonar pecados, sino solamente Dios.” Pero Jesús se dio cuenta en seguida de lo que estaban pensando y les preguntó:
–¿Por qué pensáis así? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados quedan perdonados' o decirle: 'Levántate, toma tu camilla y anda'? 10 Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados.
Entonces dijo al paralítico:
11 –A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
12 El enfermo se levantó en el acto, y tomando su camilla salió de allí a la vista de todos. Así que todos se admiraron y alabaron a Dios diciendo:
–Nunca habíamos visto nada semejante"

DÍA 17 ENERO  CICLO  C

Un texto difícil en nuestro tiempo, incluso dentro de la Iglesia católica. No por la claridad de lo que el texto dice, sino por el subjetivismo con que es leído; es la forma habitual, muy generalizada, de interpretar la Escritura; nos atribuimos tener una capacidad y conocimiento tan clara como para poder suplantar lo que nuestra conciencia debe escuchar.

La conciencia es nuestra defensa y no la que nos acusa; pues de igual modo escuchamos en ella el acierto en el bien como la luz que avisa sobre algún defecto. Con su voz, que no es la nuestra, ilumina para no errar en nuestras decisiones, en nuestros hábitos, y en la posible justificación de actitudes, que pueden no ser justas ante Dios y ante el prójimo.

¡Cuánto nos hemos de formar, desde los progresos de la ciencia teológica, y ayudarnos mutuamente en el camino de la Verdad, que no poseemos en propiedad, agradeciendo ser miembros del Cuerpo resucitado de Cristo!

De la Verdad revelada hay que distinguir:

·           Lo establecido sobre Roca, por las palabras del mismo Cristo,

·           Y la realidad débil de la misma Roca, desde la vida real de los inicios de la Iglesia, y desde el mismo Pedro.

Si el juicio, que hacemos de la Iglesia, es de la Roca estamos juzgando la debilidad, que Cristo sabía desde que le fue presentado Pedro; nos contradecimos predicando el perdón al prójimo, pero no a la Iglesia contemplada en la debilidad de sus miembros y de sus jerarquías; y no consideramos las propias culpas y ajenas.

Quien no tiene conciencia de ser pecador no necesita plantearse el perdón de Dios ni de nadie. Si aceptamos ser pecadores, la palabra no es abstracta; precisamos conocer qué decimos de nosotros con relación a nuestro pecado.

Los cristianos sabemos muy bien, también los católicos, que sólo Dios puede perdonar los pecados. La sola fe no justifica; lo sabe bien la conciencia.

La dificultad que tuvieron los fariseos fue reconocer a Jesús como Dios; dificultad que no la tuvieron los que dejaron a sus pies al paralítico, aunque fueran en un principio sorprendidos por las palabras ratificadas posteriormente con el milagro, cuando éste no es más que la afirmación de Jesús “de tener poder para perdonar” revelando ser Dios y Hombre verdadero.

Aceptando que Iglesia somos todos los bautizados, y que es toda la Iglesia la que perdona, el problema está en decir:

¿A qué Iglesia se le confiesa el pecado y de qué Iglesia tenemos la garantía de ser perdonados?

“Viendo Jesús la fe que tenían”

(La fe la plantea Jesús. Sí o no, a Él).

Todos los milagros de Jesús van precedidos por la manifestación de la fe de los que piden su intervención.

Y cuando perdona lo hace sorprendiendo a los Maestros y a los fariseos, sobreponiendo su Amor a la Ley; no el nuestro.

Mi deseo es ayudar a seguir a Jesús, único mediador-sacramento con Dios.

La fe es Don y ser miembros de Cristo resucitado, sin palabras. 

F. Allara


SANTORAL DEL DÍA  

s. Antonio, abad



FUISTE TU ...







No hay comentarios: