“HIJO, TUS PECADOS TE SON PERDONADOS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Marcos 2,1-12
DÍA 17 ENERO CICLO C
Un texto difícil en nuestro tiempo, incluso dentro de la Iglesia católica. No por la claridad de lo que el texto dice, sino por el subjetivismo con que es leído; es la forma habitual, muy generalizada, de interpretar la Escritura; nos atribuimos tener una capacidad y conocimiento tan clara como para poder suplantar lo que nuestra conciencia debe escuchar.
La conciencia es nuestra defensa y
no la que nos acusa; pues de igual modo escuchamos en ella el acierto en
el bien como la luz que avisa sobre algún defecto. Con su voz, que no es la nuestra, ilumina para no errar en nuestras decisiones, en nuestros hábitos,
y en la posible justificación de actitudes, que pueden no ser justas ante
Dios y ante el prójimo.
¡Cuánto
nos hemos de formar,
desde los progresos de la ciencia teológica, y ayudarnos mutuamente en el camino de la Verdad, que no poseemos
en propiedad, agradeciendo ser miembros del Cuerpo resucitado de Cristo!
De la Verdad revelada hay que distinguir:
·
Lo establecido sobre Roca, por
las palabras del mismo Cristo,
·
Y
la realidad débil de la misma Roca, desde la vida
real de los inicios de la Iglesia, y desde el mismo Pedro.
Si
el juicio,
que hacemos de la Iglesia, es de la Roca estamos juzgando la debilidad,
que Cristo sabía desde que le fue presentado Pedro; nos contradecimos
predicando el perdón al prójimo, pero no a la Iglesia contemplada en la debilidad de sus
miembros y de sus jerarquías; y no consideramos las propias culpas y ajenas.
Quien
no tiene conciencia de ser pecador no necesita plantearse el perdón
de Dios ni de nadie. Si aceptamos ser pecadores, la palabra no es
abstracta; precisamos conocer qué decimos de nosotros con
relación a nuestro pecado.
Los
cristianos sabemos muy bien, también los católicos, que sólo
Dios puede perdonar los pecados. La sola fe no justifica; lo sabe
bien la conciencia.
La
dificultad que tuvieron los fariseos fue reconocer
a Jesús como Dios; dificultad que no la tuvieron los que dejaron
a sus pies al paralítico, aunque fueran en un principio sorprendidos por las palabras ratificadas posteriormente con el milagro, cuando éste no
es más que la afirmación de Jesús “de tener poder para perdonar” revelando ser Dios y Hombre verdadero.
Aceptando
que Iglesia somos todos los bautizados, y que es toda la Iglesia la
que perdona, el problema está en decir:
¿A qué
Iglesia se le confiesa el pecado y de qué Iglesia tenemos la garantía de
ser perdonados?
“Viendo Jesús la fe que tenían”
(La
fe la plantea Jesús. Sí o no, a Él).
Todos
los milagros de Jesús van precedidos por la manifestación de la fe de
los que piden su intervención.
Y
cuando perdona lo hace sorprendiendo
a los Maestros y a los fariseos, sobreponiendo su Amor
a la Ley; no el nuestro.
Mi
deseo es ayudar a seguir a Jesús, único mediador-sacramento con Dios.
La fe es Don y ser miembros de Cristo resucitado…, sin palabras.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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