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Mateo 4,12-17.23-25

Jesús comienza su actividad en Galilea

(Mc 1.14-15; Lc 4.14-15)

12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba en la cárcel, se dirigió a Galilea. 13 Pero no se quedó en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaún, a orillas del lago, en los territorios de Zabulón y de Neftalí. 14 Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías:

15 “Tierras de Zabulón y de Neftalí,

más allá del Jordán,

a la orilla del mar:

Galilea de los paganos.

16 El pueblo que andaba en oscuridad

vio una gran luz;

una luz iluminó

a los que vivían en sombras de muerte.”

17 Desde entonces comenzó Jesús a proclamar: “¡Volveos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!”

Jesús enseña a mucha gente

(Lc 6.17-19)

23 Recorría Jesús toda Galilea enseñando en la sinagoga de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias. 24 Con ello, la fama de Jesús se extendió por toda la región de Siria; así que le traían a cuantos sufrían de diferentes males, enfermedades y dolores, y a los endemoniados, a los epilépticos y a los paralíticos. Y Jesús los curaba.

25 Mucha gente de Galilea, de los pueblos de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la región al oriente del Jordán, seguía a Jesús.

DÍA 7 ENERO CICLO - C

“Cuando Jesús supo que Juan había estado encarcelado, se fue a Galilea, país de Zabulón y Neftalí, tierra pagana”. (De los paganos nos ha llegado el Bien)

Tenemos conciencia de que el mundo está mal; el progreso logrado por el poder humano no es el medio que sirve para dar seguridad y bienestar a la inmensa mayoría de la Humanidad; sin embargo, la palabra conversión, que tantas veces repite el Evangelio, es escuchada y entendida por pocos.

Dios sigue en la boca de los humanos, pero el desconocimiento objetivo de los mismos creyentes es cada vez mayor y es causa de verdadera tristeza.

El Resto del que habla la Escritura siempre ha acompañado la Verdad del Dios revelado en su Historia; porque el Resto de la revelación es íntegro, uno y fiel a la Verdad. No así los restos asilados y separados que hoy abundan dentro de la Iglesia. No nos podemos conformar con estos restos.

La unidad es la que da testimonio de la Verdad, mientras los restos lo dan de verdades que confunden a los seres que la buscan con sinceridad, cansados de verdades sociopolíticas y religiosas.

Más que una negación a la conversión es no ver con cierta garantía y fiabilidad el Camino, precisamente por vivir la experiencia de la división entre los llamados a ser testigos de la fe en la Verdad, desde la unidad.

La Verdad une, mientras que las verdades separan.

Son muchos los que ansían hallar el Camino; no todo es indiferencia, sino cansancio de verdades desunidas y de luces personales o grupales, por más que todos queremos expresar que somos fieles al Camino que es Cristo.

Si estamos divididos en Cristo, no somos de Cristo ni damos testimonio de ser cristianos, sino partidistas de Cristo; cuando Cristo ha implantado su Reino, de unidad y de paz, troceando su Cuerpo para alimentar la fe en el Dios verdadero, desde la fidelidad a Él, para que todos los que vean cómo nos amamos puedan creer en la Verdad que predicamos.

“Convertíos, que el Reino de Dios está cerca”

Se lo decía a los paganos de Galilea, y mucha gente lo seguía y escuchaba la prédica de la Buena Nueva del Reino curándoles de sus enfermedades.

La prisión de Juan fue el medio por el que conoció Jesús que había llegado el tiempo de presentarse Él como el que Juan anunciaba que llegaba.

Jesús empieza su misión en Galilea, y terminará diciendo a sus discípulos que fueran a Galilea donde le iban a ver.

“El pueblo que vivía en tinieblas es el que ha visto una gran luz”

Ayer decía que los planes de Dios son rectos, pero escritos desde su iniciativa, que no es la nuestra ni la de los sabios y entendidos de Jerusalén.

Jesús es la Luz que ilumina el Camino, y la aceptación del Don de la fe es la que permite ver lo recto, pareciéndonos líneas torcidas.

F. Allara

SANTO DEL DÍA