"VIENE UNO Y OS BAUTIZARÁ CON
ESPÍRITU SANTO Y FUEGO"
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Filipenses 4,4-7
Lucas 3,10-1810 La gente le preguntaba: –¿Qué debemos hacer? 11 Y Juan les contestaba: –El que tiene dos vestidos dé uno al que no tiene ninguno, y el que tiene comida compártala con el que no la tiene. 12 Se acercaron también para ser bautizados algunos de los que cobraban impuestos para Roma, y preguntaron a Juan: –Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros? 13 –No cobréis más de lo que está ordenado –les dijo Juan. 14 También algunos soldados le preguntaron: –Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les contestó: –No quitéis nada a nadie con amenazas o falsas acusaciones. Y conformaos con vuestra paga. 15 La gente se encontraba en gran expectación y se preguntaba si tal vez Juan sería el Mesías. 16 Pero Juan les dijo a todos: “Yo, ciertamente, os bautizo con agua; pero viene uno que os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatar la correa de sus sandalias. 17 Trae la pala en la mano para limpiar el trigo y separarlo de la paja. Guardará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.” 18 De este modo y con otros muchos consejos anunciaba Juan la buena noticia a la gente" |
3º DOMINGO DE ADVIENTO CICLO –C
So 3,14-18
Hay que vivir momentos difíciles, sin ver luz ni camino, para desear escuchar palabras de esperanza cierta, de los que hablan al corazón del ser humano, hundido en la noche, desde la Verdad. Estas palabras deben ser creídas.
Son las que el profeta Sofonías dirigía
al Pueblo dominado por Asiría en el s. VII a.C., que además oía la voz de falsos
profetas.
La
novedad de Sofonías
es que no habla solo del Dios que elimina a los enemigos, sino de algo
más importante:
“Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, el Señor, tu Dios, lo tienes dentro,
como Salvador poderoso”
Nuestra vida, aun en tiempos de cierta
felicidad, está amenazada por el hecho mismo de vivir; todo puede cambiar,
personal y socialmente, en un instante.
Hay que tener edificada la casa en fundamento seguro, sobre roca, dice la
parábola.
Hoy vivimos tiempos de gran
incertidumbre; la realidad de los hechos nos permite reconocer
la inseguridad de la vida; vivíamos muy seguros de nosotros mismos. Así
ha subido nuestra juventud, aunque otras no hayan visto más que guerra, como en
Siria.
Todos
necesitamos palabras desde la Verdad, que sean de consuelo y
de esperanza cierta, porque también hoy
abundan los falsos profetas, que anuncian un nuevo futuro desde una
sociedad fundamentada sobre arena.
Sólo
cabe la esperanza y la alegría en medio de la tribulación cuando creemos de Dios, no
solo que existe, sino que habita en medio de nosotros, donde ha
establecido su Reino, y dentro de nosotros si creemos en el Bautismo
recibido.
Fl 4,4-7
Pablo nos dice que “estemos siempre contentos”; no lo dice estando en la cárcel pasando un tiempo de tribulación, que fue casi el de toda su vida; y nos lo repite.
Por eso añade “alegres
en el Señor” para
que creamos que, estando con Jesús podemos vivir en paz, tal cual sea el
momento de nuestra vida.
“No os inquietéis por nada. En toda ocasión acudid a la oración…Así la paz de Dios, que sobrepasa lo que podamos entender, guardará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Jesucristo.
Lc 3,10-18
Lo dicho en tiempos del profeta Sofonías lo podemos decir ante el texto proclamado del Evangelio.
No podemos imaginar cómo fue el
comienzo del cristianismo.
La
realidad era haber visto morir a Jesús crucificado; sólo
sus discípulos tuvieron la experiencia de poder comprobar su resurrección.
Este
Hecho cambió su temor en audacia para proclamarlo en
medio de la realidad social en la que estaban.
· Recordemos los primeros tiempos del
cristianismo,
como modelo de vida desde
la conversión de las personas que acogían el anuncio de la Buena Noticia.
·
Pensemos
en lo que suponía su conversión en aquel momento.
Hoy nos preguntamos cómo abrir pasos de evangelización
ante una Humanidad plural e incluso agresiva ante todo lo que sea religioso,
y muchos más frente al cristianismo, y mayor aún ante la Iglesia.
Jesús dijo: “En toda ocasión acudid a la plegaria”,
y hoy Pablo nos lo ha repetido.
El Pueblo vivía bajo la dominación romana,
y las consecuencias de su pasado histórico.
El sometimiento a Roma era contribuir
con grandes impuestos.
El
Pueblo también vivía sometido a
sus autoridades, a los Maestros de la Ley y a las diversas tendencias de
pensamiento: saduceos, fariseos, Qumrán, zelotas…
· En medio de esta plural realidad social
apareció Juan Bautista.
No
fue extraña la reacción de los poderosos, ni
la de cada uno de los grupos de pensamiento diverso ante la Ley, y
la del pueblo llano, ante la predicación
de Juan Bautista, llegando a pensar y creer que era el Mesías esperado.
Con su agresiva predicación despertó el corazón de todos;
aunque cada uno respondió desde su lugar social y de pensamiento, como
ocurre siempre.
La
conversión real es de pocos. Exige:
1) La humildad de
reconocerse causa de la situación social, desde la singularidad personal
2) La fe en
quien despierta el corazón
Juan
Bautista fue un verdadero Profeta, el último, porque no se
predicó a sí mismo, sino que aclaró con radicalidad que no era el
Mesías; y apuntó la conversión impulsando a creer “en quien venía
detrás de él, que no era digno de desatarle las sandalias”
Posibles
puntos para meditar:
1. No
es fácil definir quienes somos.
S. Juan Bautista indica puntos que debemos tener en cuenta para la identificación.
· Ser justos y caritativos desde
la realidad de vida de cada uno.
La justicia y la caridad no son
cuestiones puramente subjetivas.
Benedicto
XVI apuntaba:
ü “Que
la justicia pide superar el
desequilibrio entre quien tiene lo superfluo y quien carece de lo necesario”.
ü “La caridad impulsa a estar atento al
prójimo y salir al encuentro de su necesidad”.
ü “No hallar justificaciones
para defender los propios intereses”.
2. Hay que ser muy humildes, o
muy sabios, para revelar quienes
somos.
Sobre todo cuando se nos considera más
de lo que somos en realidad.
No vivir de apariencias. Somos
lo que somos ante Dios.
3.
Tener
a Jesús cual es:
el primer prójimo vivo entre nosotros.
¿Nos planteamos ser justos y
caritativos con Él? ¿Qué tiempo le dedicamos?
Ante Jesús, en nuestra relación con Él,
hemos de escuchar a Santiago:
“Sin obras no existe la prueba de tal fe"
¿Qué obras hacemos por Jesús?
4. A Juan Bautista cada uno le preguntaba qué debía hacer.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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