“VENID A MÍ LOS QUE
ESTÁIS CANSADOS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Isaías 40, 25-31 |
Mateo 11, 28-30
|
DÍA 11 DICIEMBRE CICLO -C
¿Quién no está cansado? También los que viven momentos de gran felicidad necesitan descansar; y no digamos los que llevan herido su cuerpo o su alma.
¡Cuánto necesita de
descanso, siempre, nuestro espíritu!
Lo
que cansa de la vida es el vacío interior si falta la luz que
le dé sentido.
El
más pobre de los humanos es rico si su alma conoce la verdad del amor, aunque
falte pan en su mesa y no vea camino para andar.
La falta de amor en
la vida, no conocer el amor y no saber amar es el mayor fracaso de una existencia humana.
Quien no tiene amor
carece de lo esencial de la vida; aunque crea que lo posee todo es el más
mísero.
Jesús de Nazaret, siendo
Quién era, desde su pobreza se atreve a decirnos:
“Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados”
No
tenía dónde reclinar la cabeza, pero su vida era, toda ella, revelación de verdad, fidelidad y amor sin
acepción de personas.
Su
presencia era seguida por los que carecían de todo.
Llegó a decir que “tenía compasión
de la gente que le seguía llevando tres días sin comer”
Esto quiere decir
que, cuando en la vida hallamos a un ser
humano que nos cautiva por su verdad y su amor, su pobreza es pan
que alimenta y enriquece, porque lo que verdaderamente necesitamos en
la vida son presencias que llenen nuestro espíritu con su verdad de amor.
Si la experiencia de
los mejores hombres de fe han podido
decir que “Dios es Amor”, no ha sido por elevar su mente hasta lo imaginado,
sino por haber vivido la experiencia de la cercanía de Jesús, pan de
amor y de perdón.
Vivir
es
conocer el yugo que supone estar subidos al tren que nos lleva…
Jesús
nos promete un yugo llevadero; es
el amigo fiel que lleva sobre sí mismo nuestras cargas. Lo
sabemos si acudimos a Él con fe.
No
pienses nunca que te falta fe. Sólo Dios conoce nuestro
interior.
Jesús
es el que pasa; como lo vieron pasar
Felipe y Andrés, y lo siguieron.
A la pregunta “¿dónde vives?”,
Jesús les respondió “venid y lo veréis”
No te invito a ir,
sino a que abras tu casa y entres;
verás a Jesús esperándote en la mesa de
tu “hogar”.
No te preocupes cómo
está tu casa; Jesús mira tu alma y
se alegra al ver que lo aceptas en tu mesa; su alegría es
consolarte amándote.
Su
vida está abierta a todos.
Siendo Dios ha querido revestir su divinidad de
humanidad para que todos podamos experimentar su presencia o acudir a Él
desde nuestras heridas de cuerpo o de alma.
Jesús
sigue llamado a cada puerta, como
pobre que desea una mesa para compartir el pan y llenar “el hogar” de
alivio y de paz, y para decirnos:
“Aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón”
Es el camino de la felicidad y de ayudar
al prójimo a ser feliz.
F. Allara
SANATORAL DEL DÍA
Hoy necesitamos dar sentido a nuestra vida.
Buscamos
espacios y recursos que nos den paz.
Conocer a Jesús y dejarle entrar en la propia casa,
en nuestro interior, para dialogar con Él, es una oportunidad
para encontrarnos con nosotros mismos
y acoger el consuelo y la paz que necesitamos.
Él nos la quiere dar.
Este es un buen libro para estos días,
de Adviento y Navidad, leer y regalar.
VENID A MÍ...
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