“SE VA A LLAMAR JUAN”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 1,57-66
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DIA 23 DICIEMBRE CICLO -C
El pasado era la Ley, el presente es el Amor.
Estos
días pasados comenté que no hay
presente sin pasado, tanto en lo
humano de nuestras vidas como en la revelación
divina.
Digo
Revelación porque el Ser divino
es un presente eterno, sin origen ni fin, y sin tiempo.
Quien
borra de él su pasado humano y divino no puede hallar la razón de ser de su
propio presente.
Somos
fruto de un ayer,
con sus huellas de gozo y de dolor, sobre
el que nosotros edificamos libremente nuestro presente.
No
podemos entender la Presencia de
Dios-con-nosotros sin el pasado de una revelación, que sólo
se hace comprensiva cuando se acepta trascendida, en signos y símbolos, nuestra
propia Historia humana.
Jesús
de Nazaret vino a dar cumplimiento a las promesas de Dios a su
Pueblo.
Con
Jesús es cuando los hechos son
históricos, explicados para que los podamos entender, desde
sus estrictas y concisas palabras, para
nuestra meditación desde la fe.
Jesús
de Nazaret es quien mueve a entender las profecías y los signos del pasado
meta-histórico.
Zacarías
había
tenido el anuncio del Ángel semejante a María, pero dudó que pudiera ser
verdad por su ancianidad y por ser estéril su esposa Isabel.
“A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían
llamarlo Zacarías”
Intervino
su madre diciendo:
“¡No! Se va a llamar Juan”
Preguntaron
por señas al padre cómo quería que se llamase, al haberse quedado mudo no como castigo, sino como signo de que, quien duda de la Verdad y de la
fidelidad de Dios debería entender que, no es digno de
hablar de Él porque, lo que puede decir no está en comunión con su Verdad.
Él
pidió una tablilla y escribió:
“Juan es su nombre”
Todo
nombre tiene su significado; Juan
expresa “la fidelidad y la misericordia divina”.
Jesús,
Dios y Hombre verdadero, y Juan, nos revelan su libertad
como primera actitud de su presencia.
Nada
exterior a ellos hará cambiar su fe y su modo de relacionarse con el
Pueblo, aunque sea muy diferente la manera de hacerlo.
Juan,
hijo de Zacarías, sacerdote, ejerció su
misión en el desierto; no lo hizo en las sinagogas ni en los lugares
propios del orden sacerdotal; esto indica que la vocación está por
encima de la Ley.
La vivencia de la vocación interroga
al prójimo; no la profesión ni el culto.
“La mano del Señor estaba en él”
Su
fidelidad fue no caer en la tentación de aceptar “ser el Mesías”
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
s. Juan de Kety, sacerdote
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