sábado, 21 de diciembre de 2024

MARÍA CREYÓ Y CONFIÓ EN DIOS

  Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Lucas 1, 39-45

María visita a Isabel
39 Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, 40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. 42 Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
–¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! 43 ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? 44 Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. 45 ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!
 
 IV DOMINGO DE ADVIENTO CICLO  -C

Miqueas 1,1-4

“Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá

Dios siempre se ha revelado en lo pequeño para mostrar que es suya la grandeza de las palabras y de los hechos y no nuestros. Dios hace de lo insignificante obras que maravillan, mientras nuestras grandezas se esfuman como la niebla.

“De ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel”

De Belén procedía David, a quien se le prometió esta descendencia, y ¡Dios es fiel!

“Pastoreará con la fuerza del Señor”

No dice gobernará, que expresa poder sobre los súbditos, sino pastoreará; el pastor cuida y protege las ovejas y, si una se pierde la busca para volverla al redil.

“Él mismo será la Paz”

Hay que dejar que la Palabra de Dios sea la luz de nuestro entendimiento; leída según nuestro parecer interpretativo no nos beneficiamos de su enseñanza.

La fuerza del Señor se nos revela en su aparente debilidad. Dios nacerá Niño y morirá en una Cruz. La omnipotencia la vemos desde la fe en su trascendencia.

La paz no es un logro de lucha de poder, ni el resultado de la misma Vida de Jesús, sino que Él es la Paz, lo que significa que, no se posee la paz por voluntad ni por ser creyente, y menos por luchar con Dios para establecerla.

La Paz la posee el espíritu de quien tiene en él a Jesús, que es la Paz.


Lucas 1,39-45

Este texto, como muchas de las partes del Evangelio, es mejor rezarlo y contemplarlo para situarnos en la vida de María e Isabel viviendo el hecho de encontrarse.

·       Situación de María. Si desconocida era Nazaret, también lo era María e Isabel.

María escuchó el anuncio del Ángel y se cumplió lo que se le anunció.

María concibió sin conocer varón; sabía las consecuencias que este hecho podían producir en su vida, pero María creyó y confió en Dios; y en lugar de cerrarse en la alegría o en la preocupación se levanta, se pone en camino de prisa, para ir a la montañadonde está la anciana Isabel esperando también un hijo.

·       Encuentro de María con Isabel.

Dios es la razón de su encuentro. No nos muestra la relación de parentesco que une a estas dos mujeres deseando ser mutua ayuda, sino que el encuentro es el gozo de saber que el motivo está en los hijos que llevan por pura gratuidad divina.

Alegría que viene expresada por el signo de saltar de gozo tal vez los dos Niños; uno “como quien sabe que el otro va a ser su Precursor”, y el otro “como quien sabe que es su Señor” a quien en su tiempo “no será digno de desatar la correa de sus sandalias”

·       Por esto el saludo de Isabel es:

“¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?”

El texto nos revela la fe de María y de Isabel; para ella no es su prima, sino la Madre de su Señor.

Bien podemos decir que la frase de Isabel puede aplicarse a las dos:

“Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá.

¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

Ø La Fiesta de la fe.

Nace un Salvador en la debilidad de un Niño.

Ø La Fiesta del encuentro.

La Visitación es un preludio de lo que hemos de vivir en Navidad y siempre, porque Navidad es un hecho eterno vivido en cada tiempo.

María fue a prisa al encuentro de Isabel y ésta la recibió con todo el amor de la fe.

Ø La Fiesta del encuentro personal con Cristo que nace.

Ø La Fiesta del encuentro con el prójimo.

Los días de Navidad, seamos creyentes o no, son vividos desde lo que no es habitual; hay solidaridad, encuentro familiar, recuerdo del prójimo. ¡Esto es Navidad!

Ø La Fiesta que trasciende el ambiente individualista, carente de valorar lo pequeño e insignificante, porque este Niño es Dios que, vence en su debilidad todo poder, toda indiferencia e increencia que minusvalora lo religioso y creyente.

Ø La Fiesta única que nos advierte que, sin Niño que nace de María es cierto que tiene valor la solidaridad y el ambiente festivo externo pero, de hecho, no hay Navidad donde el pesebre está vacío; signo del vacío del espíritu humano, que es el lugar donde nace Dios, para que sea verdadera Fiesta nuestro encuentro relacional humano.

No sea que, con el apagón de las luces, nuestro espíritu quede en la noche de un vacío, por el sinsentido de la vida, cuando en ella falta la admiración de contemplar la sonrisa de un Niño débil, siendo Dios, que necesita de nuestro amor, por el que nos da la fe para vivir de este encuentro que llena de Paz la vida personal, familiar y social, porque Él es la Paz.

Creer es advertir que hay un prójimo que espera.

Como he dicho otras veces, la solidaridad con el prójimo y hasta el amor por él, cuando Dios no es el eslabón que une esta solidaridad y este amor con la propia vida, pronto llega el cansancio; porque lo ideológico no es gratuito, sino que espera una recompensa.

Sólo el Amor divino es gratuito y sólo quien ama y es solidario desde este Amor, no sabe de cansancio, porque amar es recibir la recompensa, aun en el desprecio.

NAVIDAD ES CREER EN LA FRASE DE ISABEL:

“Bienaventurados porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”

Dejemos que nos visite nuestra Madre y que nos acompañe, con José, todos los días de la vida.

Si Jesús nos la ha dado como Madre, felices si sabemos llevarla a nuestro hogar como hizo Juan, y sentir su presencia para alegrarnos como se alegró Isabel y Juan en sus entrañas.    

Dios no quiere sacrificios ni holocaustos, ni los exige. Dios quiere seres humanos que cumplan su voluntad, como Cristo y María. (He.10,5-10).

F. Allara

                                                                                                         

SANTORAL DEL DIA

s. Pedro Canisio, sacerdote jesuita 

y doctor de la Iglesia



OREMOS






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