LAS MEDIAS IDEAS DESTRUYEN
EL CONCEPTO DE LAS BUENAS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Filipenses 3, 17-4,1
Salmos 121
Lucas 16,1-8
DÍA 8 NOVIEMBRE CICLO
No
llegar al final de una reflexión, que lleve a definir una
palabra, un hecho, una noticia, lo más objetivamente posible, es dejar que el entendimiento quede en un estado indefinido, que de hecho es un
estado de ignorancia voluntaria en
relación a palabras o hechos, a veces de mucha trascendencia para el ser
humano.
Cuando
se educa motivando la imaginación, más que el entendimiento, se
crea una situación existencial general de falta de precisión de conceptos,
lo cual repercute en la vida personal y social.
¿Cuántos
modos tenemos de interpretar la palabra prudencia?
“Ciertamente, los hombres
de este mundo son más prudentes que los hijos de la luz”
El
señor de la parábola felicita
al administrador injusto por su
astucia.
Realmente
cuando el ser humano se encuentra en
situaciones límites agudiza el entendimiento hasta hallar soluciones que pueden ser astutas.
Jesús
diciéndonos que, los hijos de la luz hemos
de ser prudentes, no
nos pide astucia que contradiga el buen concepto
de la virtud de la prudencia.
Los
pensadores clásicos
no se quedaban en la ignorancia
voluntaria dejando al entendimiento a medias, sino que crearon el fundamento del buen y bien pensar humano.
La
Vida de Jesús nos revela el sentido objetivo de la prudencia.
Si
la vida es vivida de forma indefinida, es decir, si no se
apoya en la certeza de un origen y de un
futuro, la prudencia se abre a
muchos senderos, que pueden llegar a ser astutos, y que sólo dan respuesta a la
vida indefinida.
Cuando
se vive desde el valor de amar,
· Del
bien de la familia, de una profesión;
· Cuando
se valora la dignidad del prójimo y del
tiempo, siempre corto de la vida;
· Cuando
hay esperanza de un futuro,
· Si
además se tiene fe en Dios, y se mide la
vida desde su Verdad, se
sabe del valor positivo de la prudencia,
que nunca es un cálculo egoísta, sino la
búsqueda del mayor bien para la
integridad de la vida convivida con el prójimo con sentido.
“La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica de discernir en todas las circunstancias nuestro verdadero bien y escoger los medios justos por conseguirlo”.
(Catecismo
de la Iglesia católica, 1806).
La
prudencia es la “regla recta de la acción”,
(Sto. Tomas).
“La
prudencia guía inmediatamente el juicio de la conciencia”.
(C. 1806)
El
verdadero bien tiene
relación con lo que le dijo Jesús al hombre
que le pidió cómo conseguir la vida eterna: “Bueno, sólo lo es
Dios”.
Se
puede ser naturalmente bueno, pero
mejor es que Dios nos ayude a tener un buen concepto de la virtud del bien y de la prudencia.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario