miércoles, 6 de noviembre de 2024

“ESE ACOGE A LOS PECADORES 

Y COME CON ELLOS”

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Filipenses 3, 3-8

Salmos 104

Lucas 15, 1-10

 Parábola del pastor que encuentra a su oveja
(Mt 18.10-14)
Todos los que cobraban impuestos para Roma, y otras gentes de mala fama, se acercaban a escuchar a Jesús. Y los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo:
–Este recibe a los pecadores y come con ellos.
Entonces Jesús les contó esta parábola: “¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido!’ Os digo que hay también más alegría en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Parábola de la mujer que encuentra su moneda
“O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he encontrado la moneda que había perdido!’ 10 Os digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte"


DÍA 7 NOVIEMBRE  CICLO  -B 


Es signo de madurez, no solo aceptar la propia condición humana, que es por natural imperfecta, sino admitir los errores y las debilidades causadas desde libres actitudes.

El reconocimiento de lo causado por egoísmo, por tener más poder, por utilizar al prójimo, es el primer eslabón para crecer en el camino de la conversión.

Digo conversión porque todos, en la medida en que somos conscientes de la dignidad del prójimo y de la nuestra, somos capaces de rectificar humanamente, seamos creyentes o no.

Desde la religión se llama pecado a estos errores humanos, porque causan daño al prójimo y al propio ser humano que los comete.

A Dios no le llega el bien ni el mal, porque nadie puede tocar a Dios.

Ha sido Dios quien ha querido asemejarse en todo a nosotros, menos en el pecado, es decir, menos en hacer daño al prójimo. Hasta los que le condenaron no pudieron acusarle de “obra mala alguna”, “pasó haciendo el bien”, sino que le acusaron porque “decía ser Dios”

Negar que Jesús haya sido Dios-con-nosotros es aceptarlo como hombre bueno, como los escribas y fariseos que lo condenaron por blasfemo, extrañados que

“Acogiera a los pecadores y comiera con ellos”

La parábola que expone Jesús viene a decirnos que todos somos hijos del mismo Padre, siendo aceptados como pecadores, es decir, con actitudes que hacen daño al prójimo, empezando por el que se lo hacemos a Él.

Siendo Dios fue humanamente uno entre nosotros permitiendo que el mal recayera sobre Él.

Realidad que sigue siendo verdad, porque Dios en Cristo Jesús sigue vivo entre nosotros, sigue dejándose tocar y comer por los pecadores, e invitándonos ahora a su propia Mesa.

El examen sobre cuál es nuestra actitud hoy con Él nos revela lo que nuestra razón puede ocultar, de nuestra conciencia, si no nos examinamos.

La bondad de Dios, en Cristo, la manifiesta a un ser humano que reconoce su pecado al considerar que hace mal a su prójimo; quien no lo reconoce, dice S. Juan, miente desde su vida, porque de alguna manera todos somos pecadores.

“Cuando lo encuentra, lo carga sobre los hombres, muy contento.

Este es el signo que Cristo nos da prefigurando su muerte en la Cruz.

Todo el mal causado por el hombre contra su prójimo, siendo Dios inocente, ha sido el motivo de encarnarse por Amor, para buscar a los que causamos mal, aceptando entrar en “nuestro hogar” para convertirnos.

“¡Felicitadme!”

Dios ama como Padre, y se alegra del hijo pródigo.

“La misma alegría habrá entre los ángeles por un solo pecador que se convierta”

Será uno más que ama a su prójimo.               

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Prosdócimo, primer obispo de Padua



LA MONEDA PERDIDA






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