DIOS NOS SITÚA ANTE
LA REALIDAD DE LA VIDA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Deuteronomio 6, 2-6 |
Hebreos 7, 23-28 |
Marcos 12, 28-34El mandamiento más importante (Mt 22.34-40) 28 Al ver lo bien que Jesús había contestado a los saduceos, uno de los maestros de la ley, que les había oído discutir, se acercó a él y le preguntó: –¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? 29 Jesús le contestó: –El primer mandamiento de todos es: ‘Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ 31 Y el segundo es: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ Ningún mandamiento es más importante que estos. 32 El maestro de la ley dijo: –Muy bien, Maestro. Es verdad lo que dices: Dios es uno solo y no hay otro fuera de él. 33 Y amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y que todos los sacrificios que se queman en el altar. 34 Al ver Jesús que el maestro de la ley había contestado con buen sentido, le dijo: –No estás lejos del reino de Dios. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas" |
XXXI DOMINGO T. Orinario CICLO -B
Dt. 6, 2-6
Dios
pidió ser amado por su Pueblo, en la tierra en cuya posesión iba a entrar, después de haberlo liberado de la esclavitud del Faraón.
“Escucha Israel, esmérate en practicar los preceptos que te doy”
(v. 3)
“Escucha Israel. El Señor es nuestro Dios. Amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (v. 4-5)
También
nosotros vivimos en una tierra dada; hemos sido liberados de la esclavitud
de la muerte. Seamos
conscientes de habitar en una tierra buena,
con vino, leche y pan, que no nos pertenece en propiedad, y amemos al Dios que nos da la vida
¡Que
Dios nos dé el don de querer atender a sus palabras: “Escucha
Pueblo mío”!
A
Dios le debemos amor,
pero no se contenta con ser amado solo Él,
desea que se lo demostremos amando a
nuestros prójimos en los que se ve amado.
No
por cumplir la ley de amarle a Él y al prójimo nos deja justificados.
Acostumbramos
a ser limosneros. Lloramos ante una
desgracia puntual, como ahora ante el destrozo humano y material de DANA. Los
políticos acuden y recaudamos para los dañados y Dios lo agradece; pero nos
olvidamos de que DANA es una realidad
permanente acostumbrados a
las noticias de guerra, hambre y miseria.
Quien
ama a Dios sobre todas las cosas ama también al prójimo.
Francisco fue capaz de subirse a la Cruz
para bajar herido mientras abrazaba y besaba a los leprosos.
Mc. 12,28b-34
El
escriba era un hombre formado conocedor y cumplidor de la Ley.
Con
esta actitud se acercó un escriba a Jesús
para preguntarle:
“¿Qué mandamiento es el
primero de todos?”
Los
escribas y los Maestros de la Ley fueron quienes aumentaron
a centenares las prescripciones; el escriba que interrogó a Jesús sabía cuál
era el mandamiento primero por lo
bien que respondió.
Dios
nos sitúa ante la realidad de la vida.
“Escucha Israel”, y pide que se le ame sobre todas las cosas; no
es para quedarnos en el Tabor
contemplando extasiados al Dios de
nuestros sentimientos, sino abrir
los ojos para ver la realidad concreta de
nuestra vida como actitud ante Él y ante el prójimo.
“El
segundo es este: “Amarás al prójimo como a ti mismo”
El
Papa Francisco habla de que el prójimo es la persona que encontramos en el
camino durante nuestra jornada. No se trata de preseleccionar a mi prójimo,
eso no es ser cristiano”.
¡Con
qué facilidad preseleccionamos!
¡Cuántas veces, quizás, tratamos mejor a quien encontramos por la calle que, a
los que les debemos amor de convivencia en casa!
Quienes
tenemos algún ministerio tratemos de no ser dueños
de nada ni de nadie. No vivamos esclavos de un horario con muchas iniciativas pero con escasa relación
con las personas; haciendo, de las Parroquias y de nuestros servicios, que son los de Dios, lugares extraños; sirviendo a Dios sin que el prójimo vea su mano y su palabra; incluso podemos llegar a desatender a
quien nos pide cercanía y escucha; a
semejanza de los que no quisieron ver al herido del camino, pasando de largo, yendo de Jerusalén a Jericó, como también nos dice el papa
Francisco.
“Amar al
prójimo como a uno mismo vale más
que todos los
holocaustos y sacrificios”
El
primer prójimo que tenemos para amar es Jesús.
¿Cómo?
Sin mirar al cielo.
Jesús
es el Cuerpo resucitado, que nos puede encandilar en la Mesa donde le comulgamos; a veces sin querer verlo físicamente y necesitado en la Iglesia; Cuerpo que precisa ser amado hoy y cada día como se lo pidió Jesús a
Francisco, que supo escuchar su voz aunque de momento no le entendiera
No
seamos como el escriba pidiendo a
Jesús que nos diga lo que todos ya
sabemos.
No
vayamos a su Mesa a comulgar para luego herirle en su Cuerpo visible, la
Iglesia,
con palabras, críticas y lejanías, que rompen la unidad que tenemos en la Roca
visible de Cristo.
La
Iglesia, desconocida
por muchos bautizados, necesita ser
amada.
Sabemos
más que el escriba porque creemos en
la Encarnación del Hijo de Dios, que
significa que toda la Humanidad ES en Cristo.
Nuestro
prójimo va desde el más próximo, que es nuestra familia, a amar la Comunidad eclesial en todos sus miembros, incluido el Papa Francisco, hasta
acercarnos al dolor de la Humanidad y al posible enemigo, que lo quiera
ser, con el mismo amor que conocemos y
nos sentimos amados por Cristo resucitado;
al que tan fácilmente celebramos y le
comulgamos, o ni esto llegamos a hacer con nuestro primer prójimo.
Decía
en otra de mis meditaciones: “Dejemos a
Dios en paz”. Él creó un Universo bueno, perfecto en sus leyes, como
conocen los científicos, y al ser humano
a su semejanza e imagen.
Es
el “hombre de todos los tiempos” quien, en su pretendido dominio, no respeta
las leyes naturales y, es el “hombre desde Caín” quien destruye al prójimo.
Dejemos
a Dios en paz porque,
estando presente permanentemente, jamás
es creador de muerte ni de ningún sufrimiento humano.
Nosotros
somos los que alteramos el orden natural y lo humano, y sin castigo, las cosas
suceden desde lo natural y bueno que
hemos alterado.
Sepamos
ver que el mal causado por recusar el
Bien, hasta el divino, causó
la Muerte del mismo Dios, que vino a sanar y a liberar siendo el Unigénito, el inocente, bienaventurado
en su pobreza, persecución, calumnia y condena, como referencia esperanzada
no de muerte, sino de resurrección de
todos los inocentes que sufren el desamor humano y la lejanía del Amor
revelado.
Que
Dios nos dé su Paz.
F. Allara
SANATORAL DEL DÍA
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