TODA LA GENTE TRATABA DE TOCARLO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Efesios 2,19-22 |
Lucas 6,12-19 |
DÍA 28 OCTUBRE CICLO B
¡Cuánto deberíamos agradecer de la Bondad de Dios la vida y la excelsitud de todo el ser humano! ¡Qué perfectos nos ha hecho Dios!
Lo
reconocemos desde la fe.
· Conocemos nuestro origen,
· Vemos la trascendencia de Cristo para
la vida humana.
Por Él sabemos de nuestra condición reconciliada, que significa haber
vuelto al origen de la libertad; aunque
desde la imperfección natural por haber roto la gratuita amistad con Dios.
Buscar
la perfección,
desde la fe, es procurar mantener la amistad que nos brinda Dios en Cristo por el
Espíritu.
No
se trata sólo de ser buenos, sino de asemejarnos a la Vida de Cristo.
Los
Apóstoles fueron elegidos por su nombre después de que Jesús pasara la
noche orando, no para ser sólo buenas personas, sino para seguir a Jesús e
identificarse con Él, para ser luego
testigos del Hijo de Dios en el mundo, que vino a revelar la Verdad y ser
luz para la noche de la vida del hombre que, siendo excelso en su ser, necesita algo más que existir y tener
lo necesario para vivir. Necesita que su vida recobre su sentido y la esperanza en medio de la tribulación.
Dios
en Cristo se presentó humano, no sólo bueno. “Jesús pasó haciendo el bien” de una manera
nueva. Su Amor superaba la Ley y todo amor humano conocido. Les sorprendía
y atraía:
“Venían a oírlo y a que los curara… de Judea, de Jerusalén,
y de la costa de Tiro y de Sidón… y toda la gente trataba
de tocarlo.
Ser
creyentes no es sólo haber crecido en el conocimiento de Dios.
La
venida del Hijo al mundo y su realidad histórica,
vivida y manifiesta en la Humanidad de Jesús de Nazaret, el Cristo, en quien
creemos como Dios y Hombre verdadero, ha
supuesto pasar de creer en Dios a ser miembros de su Cuerpo resucitado.
No
necesitamos ver ni tocar a Jesús, ni
saber cómo era humanamente.
El
espíritu de la persona creyente le basta meditar
quién es,
por Gracia de Dios,
más que entretenerse en detalles,
que a veces rompen lo esencial de la fe, que
es:
· Creer en el Padre, que sigue dándonos a
su Hijo cada día en el Altar,
· Creer en Jesús Muerto y Resucitado por
el Espíritu Santo,
· Vivir de este Espíritu que se nos ha
dado, y celebrarle sacramentalmente, participando de su Cuerpo resucitado, del
cual formamos parte.
Jesús,
saliendo al monte a orar y pasando toda
la noche con Dios, nos enseña cómo
hemos de vivir ante la importancia de nuestro acontecer.
“Cuando se hizo de día,
llamó a sus discípulos, llamados Apóstoles”
Vivimos
en pleno Día, ¡Cristo ha resucitado!
Vivamos
del gran don de ser parte de su Cuerpo,
dejemos de creer desde la noche.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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