martes, 29 de octubre de 2024

EL VALOR DE LO SENCILLO   

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Efesios 5,21-33

Salmos 127

Lucas 13, 18-21

Parábola de la semilla de mostaza
(Mt 13.31-32; Mc 4.30-32)
18 Jesús decía: “¿A qué se parece el reino de Dios y a qué podré compararlo? 19 Es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol tan grande que las aves anidan entre sus ramas.”
Parábola de la levadura
(Mt 13.33)
20 También dijo Jesús: “¿A qué podré comparar el reino de Dios? 21 Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para que toda la masa fermente.”

DÍA 29 OCTUBRE

 El mundo es uno de los enemigos que nos miente; nos impulsa al deseo de grandezas, a ocupar los primeros puestos, a defender el “yo” contra todo lo que se oponga, a devolver con creces el mal recibido, a ser poderosos por tener los más bienes posibles, lo cual sólo es posible en unos pocos, porque la mayoría hemos de agradecer no poder llegar a nada de esto.

Agradecer porque, pretender ser como nos dice el mundo es caminar hacia el desengaño, que llega más pronto que tarde; si algo se logra de lo que nos dice el mundo es a costa de muchos que han pagado la deuda del engaño.

No se puede ser feliz cargando al prójimo.

¿Se equivoca Jesús cuando pone el ejemplo del Reino de los cielos?

“¿A qué se parece el Reino de los cielos?

A un grano de mostaza”

Sabemos que es una semilla muy pequeña pero, al sembrarla un hombre en su huerto, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas. Lo contrario de las enseñanzas del mundo.

Los seres humanos necesitamos el calor de nuestros prójimos y la experiencia de amor de los más próximos.

Dios nos ha creado con un espíritu que no le llenan los bienes materiales, sino los detalles y los gestos más sinceros de palabra, obra y proximidad del amor que es sólo propio de los seres humanos.

Las criaturas inferiores, que no tienen conciencia de su vida ni de libertad, dentro de su condición instintiva, se comportan entre ellos, incluidos los más feroces, con sentimientos que nos dan ejemplo; y si son tratados con amor, hasta los más temibles se vuelven amistosos. Un animal no mataría si tuviera lo necesario para vivir.

El ser humano es quien no tiene medida de lo que necesita.

Jesús nos dice que, esta semilla la hemos de sembrar en nuestro huerto para poder ser hogares abiertos donde pueda descansar nuestro prójimo, y también nosotros; no hay mayor felicidad que la de ver felices a quienes descansan en la paz, que sólo da quien tiene un corazón crecido en amor.

Esto es parecerse a la levadura que fermenta la masa.

“El Reino de los cielos se parece a la levadura

que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermente.

Lo que nos parece insignificante es lo que, hecho con amor, hace crecer en la experiencia de paz, de bienestar, de felicidad en todo ser humano que se precie en serlo.

Nuestra hechura es la de Dios y no la del mundo.

·       La verdad de palabra y obra,

·      Los gestos más opuestos a los que nos ofrece el mundo son los gestos de amor;  Estos nos engrandecen.

¡Dios es Amor!           

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

s. Feliciano, mártir de Cartago



HAZME VIVIR...






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