“SEÑOR, ¿SERÁN POCOS LOS QUE
SE SALVEN?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Efesios 6,1-9 |
Lucas 13,22-30La puerta angosta (Mt 7.13-14,21-23) 22 En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. 23 Alguien le preguntó: –Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él contestó: 24 –Procurad entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos querrán entrar y no podrán. 25 Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, vosotros, los que estáis fuera, llamaréis y diréis: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él os contestará: ‘No sé de dónde sois.’ 26 Entonces comenzaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.’ 27 Pero él os contestará: ‘Ya os digo que no sé de dónde sois. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ 28 Allí lloraréis y os rechinarán los dientes al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que vosotros sois echados fuera. 29 Porque vendrá gente del norte, del sur, del este y del oeste, y se sentará a la mesa en el reino de Dios. 30 Y mirad, algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros; y algunos que ahora son los primeros serán los últimos. |
DÍA 30 OCTUBRE
El
mundo nos invita a desear tener lo que nos ofrece, que es mucho.
Aunque
no se necesite,
caer en la tentación de satisfacer el ansia de poseer lo anunciado es
suficiente para despreocuparse de la salvación.
La “Salvación” es la palabra propia de la fe y no
del sólo sentido religioso
intrascendente.
La
inmortalidad no es natural ni la posee el
ser humano por existir, pero
real y cierta desde la fe en Dios
revelado en Cristo, de quien sabemos por qué vivimos y hacia dónde va
destinada la vida de todo ser humano que
lo acepta.
La
gratuidad de la salvación es ofrecida desde el Misterio de Amor conocido, la
lectura que brinda ver a Dios crucificado en Cristo y, la relectura
desde la permanente Presencia de
Jesús resucitado en el Altar.
“Señor, ¿serán pocos los
que se salven?”
La
fe puramente subjetiva, que no contempla lo que piensa desde
la Vida, Muerte y Resurrección de Cristo, suele afirmar que todos estamos salvados.
La
frase no es errónea, porque Cristo ha
reconciliado y salvado a toda la Humanidad, pero sí es inexacto el
sentimiento de que, sea como sea la vida, todos
vamos al cielo. ¡Ojala fuera verdad!
Contradice
este sentimiento con dudar de Dios ante
el mal del mundo.
El
sufrimiento es causado por nosotros
cuando desoímos la voz del prójimo pidiendo
ayuda, siendo la voz de Dios que ha vivido en su carne el mal
que causamos.
Estando todos salvados por Cristo, el Camino que conduce al Padre es el de “decir y hacer” las obras de Jesús, y
no quedar con ser solo buenos a
nuestra manera, como decía ayer.
“Esforzaos por entrar por
la puerta estrecha”
El
Amor no tiene límites ni puertas, pero el
verdadero Amor lo hemos conocido por la revelación de la Vida de Jesús, dando
sentido a la frase de la puerta estrecha
para llegar a la inmortalidad eterna de vivir en Dios.
Hoy
estamos acostumbrados al pensamiento
fácil y débil.
Pensemos
en el Pueblo elegido, que es de quien habla Jesús al decir:
Cuando se cierre la puerta,
es
decir, cuando se desconoce o se niega a Jesús, os
quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
“Señor, ábrenos, que
hemos comido y bebido contigo
y tú has enseñado en
nuestras plazas.
Realmente
Jesús comió en casa de muchos y enseñó en las plazas pero, desconocido por su Pueblo fue perseguido, no creído como Dios y
condenado.
Por
lo que Jesús, que nos ha salvado a
todos, también dice:
“No sé quiénes sois”
Nos
recuerda que la fe nos viene a todos desde Abrahán, Isaac y Jacob.
Ellos
y todos los Profetas que el Pueblo negó están en Dios y vosotros os veis fuera.
No
quiso escucharlo ni creerlo el Pueblo
elegido.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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