“TE SEGUIRÉ A DONDE VAYAS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Lucas 9, 57-62
"Te seguiré a dónde quiera que vayas"
Esta
frase la dijo “uno” impactado por la
forma de ser de Jesús.
La
decisión de esta persona nos ayuda a deducir lo que nos puede
pasar a cada uno de nosotros ante Jesús:
· Asombrarnos por
lo que producen en nosotros sus palabras,
· Su libertad
ante la Ley,
· Su autoridad
sobre los que tienen poder, sobre las personas y las criaturas, desde la verdad de un amor nunca experimentado.
Realmente
Jesús debía mover a una admiración
como para olvidarse de comer y seguirlo.
Esta
actitud que es buena, a su vez es un error, porque Jesús no es solo “hombre” al que cada
uno piensa que puede seguir o
rechazar.
A
todo ser humano hay que conocerle y
reconocerle para saber quién es y quiénes somos nosotros para
decidir sobre él.
La dignidad de cada persona dispone que, nadie tiene derecho a decidir, por sí mismo, optar por ella sin su su consentimiento.
Si
es así con cualquiera de los seres humanos, no deberíamos olvidar que Jesús es Dios y Hombre verdadero, por lo que, conocido o no, creído o
no, exige del ser humano el respeto de
un trato educado; no puede ser tratado como un igual a pesar de manifestarse realmente pobre y “como uno de tantos”.
Desde
la fe “es la PALABRA por la que todo ha llegado a la existencia”.
Es
de personas prudentes y cultas meditar que nos diga:
“Las zorras tienen
madrigueras y los pájaros, nido,
pero el Hijo del Hombre
no tiene donde reclinar la cabeza.
Seguirle
es llegar a ver con mayor asombro que
finalmente su cabeza reclina muerta
pendiente de una Cruz, revelando el Amor
vivido.
“A otro le dijo: “Sígueme”
Es
Él quien decide llamar y no a justos, sino
a pecadores y a enemigos.
Podemos
caer en el orgullo de “pensar que lo
seguimos o que lo negamos”.
Seamos
respetuosos y prudentes con Jesús, Hijo de Dios y, desde nuestra humilde cultura,
por grande que sea, reflexionemos sobre
la frase:
“¡Qué es el hombre para
que te fijes en él!”
Somos
la sombra de la huella de una punta de
alfiler en el Universo.
Antes
de discernir el sí, la duda, la indiferencia o la negación de Jesús
interroguémonos ante el hecho de existir sin habernos dado nosotros la vida.
Por esto mismo “su llamada” es
anterior a nuestro pensamiento.
La
vida concreta de cada uno de nosotros es la
respuesta a su llamada.
Meditar
sobre ella es pedir Gracia para conocerle,
creerle y amarle.
Sólo
así “uno” puede sombrarse de poder vivir siguiendo a Jesús.
La prepotencia amaga la simplicidad del Amor y su experiencia.
F. Allara
No hay comentarios:
Publicar un comentario