HOMBRE-MUJER CREADOS
DESDE EL AMOR DE DIOS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Génesis 2, 18-24
Hebreos 2, 9-11
Marcos 10, 2-1
Heb 2,9-11
Desde
la fe aceptamos que, igual como hay un
único Dios verdadero, hay un solo Hombre,
Cristo, que nos asume a todos, desde su encarnación y redención.
El Amor trinitario es la referencia para entender el
primer texto de hoy.
Gn 2,18-24
Creemos
que, el Padre es el origen de todo lo
creado por Amor, desde su Pensamiento, por
mediación de su Palabra. Es la Trinidad la que siempre dice y hace.
Esta
frase sólo la podemos pronunciar desde la venida
del Hijo de Dios al mundo como Mesías, conocido en la Humanidad de Jesús,
que nos ha revelado la identidad de Dios único y verdadero: tres Personas distintas de una sola Naturaleza
divina.
·
Dios
no necesita barro ni manos para moldear y crear al ser humano; ha creado todo
de la nada, y no necesita nada para crear al “hombre-mujer”.
El
texto es del segundo relato de la Creación, más antiguo que el primero.
“No es bueno que el hombre esté solo”
·
No
es bueno porque un solo ser humano no podría
realizarse a imagen y semejanza de Dios.
·
No
es bueno porque no le es ayuda real y
eficaz para su realización ninguna criatura de las que se ha dado poder para dominar.
¿Qué nos dice el texto?
1.
Que ambos han sido creados desde el Amor de Dios.
2.
Que ambos constituyen un solo ser,
diferenciados como hombre y mujer.
3.
Que ambos son iguales en dignidad y en derechos.
4.
Que ninguno tiene poder sobre el otro, por
ser imagen de Dios, donde ninguna de las tres Personas divinas es
primera que la otra y ninguna tiene poder sobre otra.
5.
Que están destinados a permanecer en la unidad, en virtud del amor que Jesús
ha venido a objetivar, porque Dios es
Amor.
6.
Así es como puede entenderse que la mujer es realmente la ayuda que necesita el hombre para realizarse como ser
humano. Ayuda para ser, no para ser sirvienta.
7.
El
texto resalta,
en el tiempo en que fue escrito, el valor y la dignidad de la mujer, sin la cual el “hombre” no se realiza como ser humano. Ambos se necesitan.
Por
esto pueden decir el hombre y la mujer al contemplarse:
“Esta o este sí que es
hueso de mis huesos y carne de mi carne”
Tenemos
poder para dominar el mundo pero no para dominar al prójimo. Nadie tiene
derecho a dominar a una persona ni ésta debe dejarse dominar, y menos el hombre a la mujer.
Mujer
y hombre no viven para admirarse ni para
sorprenderse de su mutua atracción y belleza, sino para permanecer en la verdad de una relación de amor.
La verdad del amor hace
posible que, la inteligencia y la voluntad renuncien libremente a lo que dificulta la
experiencia del mutuo amor.
Dejar
padre y madre no significa abandonarles. La
familia es un don sagrado.
Vivir
la verdad del amor exige exclusividad, que no es cerrarse en un
amor
irracional sin relación con el prójimo y con las criaturas, y menos con la familia.
“Se unirán para ser una
sola carne”
Es
otro símbolo porque, creados para amarse
“son una sola carne”
La carne, que vemos en los
cuerpos humanos, es signo de un ser con alma y espíritu y, de esta totalidad,
cuerpo, alma y espíritu, han de permanecer en su amor.
Que los proyectos del matrimonio sean
creados
en común por ambos.
El amor es la única virtud que hace
posible la
unidad en la diferencia y la igualdad en la distinción; y poder vivir la experiencia de la verdad de amor
que procede de Dios.
Es
más utópico querer conseguirlo desde las ideologías y desde el poder, que nunca
ven al hombre y a la mujer iguales, que desde la fe en Dios Trinidad.
Estas
ideologías son creadoras de lucha por alcanzar unos derechos que Dios los da gratuitamente de forma natural.
Hoy,
las ideologías que nos gobiernan tienden a ser indiferentes a todo lo religioso
y a legalizar en contra de la Verdad de Dios, que es la forma de quebrar el bien social destruyendo su
fundamento, que es la familia.
Mc 10,2-16
“¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?”
Una
vez más los fariseos ponen a prueba a
Jesús. Los fariseos admiten la Ley escrita (la Torá), y la Ley oral que proviene también del Sinaí.
Le
siguen diciendo a Jesús:
“Moisés permite dar a la esposa un documento de divorcio y
separarse”
La
pregunta era coger a Jesús en
cualquiera de las respuestas, pero Jesús responde:
“Moisés escribió esta prescripción porque sois tan duros de
corazón”
Jesús
no invalida la Ley de Moisés, sino que pone
a ellos como causa de este hecho, pues era el hombre el que tenía todo el derecho para dar carta de repudio a la
mujer, sólo porque al hombre le parecía tener
su sin razón para separarse de su mujer, con lo cual realmente era el inicio de un adulterio en nombre de
la Ley dada a Moisés.
Jesús razona desde el Amor con que Dios
creó a la mujer y al hombre.
“Al principio, Dios creó
al hombre y a la mujer…, ellos dos forman una sola familia…, por tanto ya no son dos
sino una sola familia… Lo que Dios ha unido (desde el principio, cuando
los creó) que
el hombre no los separe”
Puede haber razones humanas para poder separarse o pedir la anulación; lo que no es de Dios “arbitrar leyes fáciles para destruir la verdad del amor y de la familia”, o que el hombre y la
mujer usen de forma arbitraria su poder para
anular al otro.
Como
miembros de la Iglesia ayudemos a los matrimonios,
a las familias desde cada situación concreta, con todos los medios que tenemos
para hacerlo.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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