“Y TENÍA GANAS DE VERLO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Eclesiástico 1, 2-11
Salmos 89
Lucas 9, 7-9
¡Cuántas veces llegamos tarde a muchas de las realidades de nuestra vida!
Desde la fe, Dios nos ha dado la vida, que da sentido a la existencia; y no por un Pensamiento suyo arbitrario.
Dios ama todo lo que crea, aunque sea una flor en el desierto.
Dios nos ha creado para un encuentro real y personal con Él desde nuestro ser personal e individual; con el fin de llegar a conocerlo, a creer y amarle.
Dios nos da la sabiduría para vivir el presente, el futuro y su destino.
A este conocer, relacionarnos y vivir en amistad con Dios, no siempre se llega puntual.
Lo que se tarda puede perderse en dudas, interrogantes, búsquedas, afirmaciones y negaciones; es decir, en carencia de paz y felicidad por las que Dios, en Cristo, ha venido para ofrecérnoslas.
“El rey Herodes se enteró de lo que pasaba”
Era el movimiento de los seguidores de Jesús aceptando su Buena Noticia después que había muerto Juan Bautista.
Hoy es tanta la información que no llegamos a saber bien todo lo que pasa.
“Y no sabía a qué atenerse”
No pensemos que encerrarnos en nuestro propio modo de entender la vida es respuesta a ella. La vida exige saber por qué y por quién vivimos.
“Unos decían que Juan había resucitado,
otros que había aparecido Elías,
y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas”
Nada era verdad.
· También hoy tenemos múltiples noticias, que llenan de confusión más que de veracidad de los hechos.
· Nos llegan noticias de milagros y de acontecimientos de presente y de futuro.
Si no buscamos, conocemos y creemos lo esencial de la vida de la fe, no sabremos a qué atenernos, o viviremos cerrados a “nuestra fe” o “ausencia de fe”.
Esto era lo cierto que sabía: “A Juan lo mandé decapitar yo”.
Aunque apreciaba y escuchaba con gusto a Juan, antes era su vida de placer que meditar a quién seguía y por quién vivía Juan como profeta en el desierto.
“¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
Seguimos oyendo semejantes cosas. Herodes las oía a destiempo, porque su tiempo fue para vivirlo entregado a existir de forma arbitraria.
No digo que hoy vivamos todos de forma arbitraria, pero sí que es un tiempo en el que se vive de oídas, sin muchas respuestas comprometidas.
“Y tenía ganas de verlo”
Ganas las tenemos todos, pero no siempre por fe, sino como garantía.
La seguridad de la fe no está en la comprobación de lo que no se puede.
Herodes llegó tarde.
¿Le podemos pedir algo más a Dios? Sí; tal vez no llegar tarde.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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