lunes, 9 de septiembre de 2024

SOMOS LLAMADOS A HACER EL BIEN 

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M 

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 

1 Corintios 5, 1-8

Salmos 5

Lucas 6, 6-11

Jesús sana en sábado a un enfermo
(Mt 12.9-14; Mc 3.1-6)
Sucedió que otro sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había en ella un hombre que tenía la mano derecha tullida; y los maestros de la ley y los fariseos espiaban a Jesús, por ver si lo sanaría en sábado y tener así algún pretexto para acusarle. Pero él, sabiendo lo que estaban pensando, dijo al hombre de la mano tullida:
–Levántate y ponte ahí en medio.
El hombre se levantó y se puso de pie, y Jesús dijo a los demás:
–Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?
10 Luego miró a todos los que le rodeaban y dijo a aquel hombre:
–Extiende la mano.
El hombre la extendió y su mano quedó sana. 11 Pero los demás se llenaron de ira y comenzaron a discutir lo que podrían hacer contra Jesús"

DÍA 9 SEPTIEMBRE  CICLO  -B

A Dios lo tenemos que ver en la vida humana de Jesús.

Hablar de Dios sin tener en cuenta a Jesús de Nazaret, el hijo de María, es hablar de un “objeto desconocido”, en términos de razón.

Tengámoslo presente todos los seres humanos, los que buscan, los que niegan y los que nos presentamos como religiosos y creyentes.

Dios no es un ser desconocido desde la fe;  los creyentes aceptamos la revelación desde Abrahán hasta la Resurrección y Ascensión de Jesús.

Dios Creador, y con todos los atributos divinos, se ha hecho humano en Cristo Jesús.

Creer en Él supone aceptar los medios para conocerle. Estos medios son el Evangelio, la Tradición de los Santos Padres, el Magisterio de la Iglesia; y la misma Iglesia en el testimonio de fidelidad de tantos miles de bautizados que muchas maneras han dado la vida amando el Amor y muriendo por Él.

Cuando en nuestra vida de creyentes falta una de estos cuatro medios que tenemos para conocer los dichos y hechos de Jesús, y por ellos conocer a Dios, cada uno a su medida, es no querer ver el objeto de la fe que tenemos en nuestras manos.

“Jesús, como uno de tantos, entraba a las sinagogas y enseñaba

La Iglesia, hoy, ofrece los medios, en todos sus campos de apostolado, para que cada ser humano encuentro la manera de formarse, de orar, de vivir en comunidades, para tener un conocimiento de la Verdad de Dios, a su medida.

Nuestra vida no es sólo temporal y material. Somos seres de vida del espíritu. El cuerpo se mueve desde su condición física humana y desde las potencias de su alma.

Los fariseos y los maestros de la Ley no querían ver; su disposición no era la de aceptar un testimonio. Tuvieron delante el mejor objeto de la fe, pero su mirada era ciega.

No es fácil aceptar a un testigo, sobre todo si no es de nuestro parecer.

No es fácil aceptar a Jesús en lo que nos dice que hagamos y vivamos, que es más que “ser buenos y hacer el bien”; porque el primer prójimo a amar para un creyente es Jesús.

El testimonio de vida que nos da el Papa Francisco, dados sus años, su estado y existencia con todo lo que nos ofrece, y estos días en su viaje apostólico, ¿lo queremos ver?

“Levántate y ponte en medio, 

le dijo al hombre de la mano paralizada.

Os voy a hacer una pregunta, ¿Qué está permitido en sábado?, 

¿hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?”

Nadie respondió. ¡Cuántas preguntas nos hace Dios!, pero como no lo vemos es muy fácil callar o responder sin mirarle a los ojos.

“Echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre:

“Extiende el brazo”.

Él lo hizo y su brazo quedó restablecido.

Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús”

¿Qué hacemos cada uno de nosotros de la Vida y de los mandatos de Jesús?

No vale el silencio, lo hemos visto.

Sabemos y entendemos que, en sábado o en cualquier día, estamos llamados a hacer el bien.

A pesar de los interrogantes que nos plantea el texto, mi deseo es animaros a todos a ello.

A cuántos os conozco y sé de vuestras vidas, sé de vuestro modo de hacer el bien, de sufrir con esperanza, de amar y perdonar, de silencios por caridad de amor...

Procuremos dar la mano al prójimo, y vivir caminando cada vez más en unidad y amor.

Dios nos conoce más y mejor, y se fija en lo que desde nuestra pobre condición hacemos bien.

¡Qué Dios nos bendiga, nos restablezca y nos dé su paz!               

F. Allara

SANTORAL DE DÍA

s. Pedro Claver, sacerdote jesuita, 

apóstol entre los negros deportados


EL AMOR NO DICE BASTA---






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