domingo, 8 de septiembre de 2024

¡BINAVENTURADOS QUIENES 

SON AGRADECIDOS!

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 

Isaías 35, 4-7

Marcos 7, 31-37

Jesús sana a un sordo y tartamudo
31 Jesús volvió a salir de la región de Tiro y, pasando por Sidón y los pueblos de la región de Decápolis, llegó al lago de Galilea. 32 Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él. 33 Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua. 34 Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo al hombre:
–¡Efatá!s (es decir, “¡Ábrete!”).
35 Al momento se abrieron los oídos del sordo, su lengua quedó libre de trabas y hablaba correctamente. 36 Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban ellos. 37 Llenos de asombro, decían:
–Todo lo hace bien. ¡Hasta hace oir a los sordos y hablar a los mudos!"

XXIII DOMINGO T. ORDINARIO  CICLO  -B

No digamos que los tiempos de ayer fueron mejores. Desde que existe el ser humano hay verdad y mentira, bondad y maldad, vida y muerte, amor y odio, fe e increencia.

¿Quién puede decir que conoce al ser humano?

Cada uno somos una plenitud que va mostrándose en el tiempo, y felices los que llegan a una definición de su vida, en el sentido de haber hallado su razón de ser siendo fieles a lo hallado.

Es una manera humana de encontrar paz y luz en el camino. Aunque estoy de acuerdo con S. Agustín en que, la vida íntegra del ser humano no halla el descanso y la paz, en su camino, mientras la Verdad que trasciende el ser no sea la de Dios en su alma.

El Pueblo elegido, desde la experiencia del proceder divino innegable para él, no supo ser fiel y, en su tiempo profetizado, fue deportado a Babilonia, perdida su tierra y su Templo.

Isaías 35,4-7

Desde Babilonia profetiza, en Nombre de Dios, un Isaías anónimo, que llena de esperanza al Pueblo porque anuncia la vuelta a su tierra. Su profecía va más allá de su tiempo; dice algo que su mismo Pueblo “aún no se lo cree”:

“No temáis. ¡He aquí que viene vuestro Dios! Viene en persona y os salvará”

De forma poética describe el futuro, “se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo hablará. Han brotado aguas en el desierto…”

Más allá de lo poético ha estado la Presencia de Dios en la Persona del Hijo cumpliendo las profecías que el Pueblo no ha sabido interpretar y que, muchos de los que formamos su Cuerpo místico no hemos crecido lo suficiente para agradecer el conocimiento que deberíamos tener de lo que supone ser miembros de la Iglesia.

Mc. 7,31-37

Jesús ha venido a expresar, del mismo Dios, la palabra que pronuncia al sordomudo: “Effetá”, porque ha sido Dios quien ha abierto su Ser para que todos podamos saber de Él.

Todos tenemos el conocimiento suficiente de la Humanidad de Cristo. La fe está ofrecida, de nosotros depende la libre respuesta.

La Trinidad, siendo un misterio en su Ser, está al alcance de toda razón humilde. No necesariamente es condición indispensable tener gran inteligencia, sino lógica en razonar la fe.

La Trinidad es ejemplo vivo para que nosotros podamos hacer real nuestra semejanza; es ejemplo de libertad, de amor, de obediencia

Son muchas las Religiones que hay en el mundo, ¿cuántas aceptan el “effetá” divino?

Jesús es la máxima revelación de Dios.

Su Pueblo aún espera al salvador y, sólo las iglesias cristianas reconocen a Cristo. Aún así estamos divididos, incluso dentro de la misma Iglesia católica.

Cualquiera de los que somos bautizados no podemos justificar la falta de fe por lo que podamos ver de negativo en la Iglesia. Somos los Bautizados en Cristo los que contribuimos en el conocimiento de la Verdad o los que damos anti-testimonio desfigurando su belleza. Tú y yo estamos dentro de la Comunidad eclesial, sin depender la distancia que pueda establecer nuestra vida real.

Dios es fiel y no desentraña a ningún bautizado. ¡Bienaventurados los que son agradecidos!

¿Quién aceptó la Presencia de Jesús como Mesías? Los paganos, los pobres y los pecadores.

“Jesús pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, tierra de paganos. Le presentaron un sordo, y le piden que le imponga las manos”. Es lo que hacía Jesús cuando le presentaban enfermos.

Los que vamos entrando en años, y la audición es cada vez menor, vivimos la experiencia de una incomunicación no deseada por nuestra parte, pero casi obligada, y la impaciencia de los que ven que no entendemos.

(Es curioso ver que se acompaña a un ciego, o a un cojo; es más difícil aguantar la presencia comunicativa de un sordo; pronto se le alza la voz, y no para que oiga).  

En este caso, volviendo al texto, Jesús lo apartó.

Es un signo a tener en cuenta en la medida en que buscamos un encuentro con Jesús, o mejor, que Jesús nos encuentre.

¿Puede ser sin apartarnos de lo que nos produce la sordera?

Lo apartó para quedar a solas con él.

No es fácil crear espacios donde estar a solas con Jesús. No vale el pensar, ni a veces el mismo rezar. Estar a solas con Jesús es una opción, mejor cada día, para saber qué es una experiencia con Él.

En este caso no le impuso las manos, sino que lo tocó de una manera especial. Jesús no hacía nada por sí mismo, “mirando al cielo, suspiró y dijo: “Effetá”

“Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua, y hablaba correctamente”

Sentir que Jesús “nos aparta”, para estar a solas con Él, es un don de Gracia para sentir su tacto sobre lo que nos produce la sordera y la mudez y escuchar, desde lo más hondo, su voz diciendo: Effetá”, ábrete.

No deberíamos hablar de Dios, por más conocimientos que tengamos, si no deseamos antes “apartarnos”, “estar a solas con Jesús y sentir sus manos y su voz”.

Hablar de Dios sin haber estado con Dios puede ser un anti-testimonio para quien nos escucha. Y saber “estar sordomudos” para experimentar el Don de su Presencia, que nos permite hablar correctamente o también dejar que, “el silencio sea la palabra callada” que exprese nuestra experiencia.

Cuanta mayor es la sordera, más es la dificultad de hablar y de comunicarse correctamente.

La verdadera comunicación sobre Dios, sólo es digna cuando viene dada “después de haber estado a solas con Jesús”.

Llama la atención que muchos eran los que le presentaban a enfermos. Unos le llevaron un paralítico, estos de hoy “le traen un sordomudo”.

También hoy abunda la enfermedad, pero nos entretenemos en hablar de ellos y en distanciarnos creando grupos de enfermos separados, con la vana ilusión de ser todos de Cristo; sin presentarnos como enfermos ni presentar con fe y amor a los que sabemos que lo están y necesitan curación.

Jesús “levantó los ojos al cielo” para presentarlo al Padre. Nosotros confiamos en nuestras oraciones y sacramentos personales dejando de presentar a los enfermos, no acercándonos a tocarles por miedo, como los fariseos, de contaminarnos.

Querer la fe es comenzar por presentar nuestra sordera a Jesús. Estas son las personas abiertas que aceptan la curación de Jesús.

Seamos humanos y, si somos creyentes tengamos presente, aún más, las palabras de Santiago:

“Si creéis en Jesús, no comprometáis vuestra fe en diferencias entre personas” (St.2,1s)

                                                                                                                                           F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

NATIVIDAD DE LA VIRGAN mARÍA


s. Sergio I, papa



BENDITA ES TÚ...







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