“NADIE ECHA VINO NUEVO
EN ODRES VIEJOS”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Corintios 4,1-15
Salmos 36
Lucas 5, 33-39
DÍA 6 SEPTIEMBRE CICLO -B
El
Universo gime con dolores de parto, porque está abierto al Creador.
Las
criaturas son la poesía que le canta a Dios, porque en su sinrazón alaban a Quién da su
existencia.
El
hombre le ha puesto un manto al Universo y
lo enmienda con religión, ideología y filosofías humanistas, pero sus grietas no se abren a la Luz.
Dios
es el vino añejo por ser antes que
todo
y, el vino nuevo que ha puesto belleza en el Universo al paso de su figura divina en el tiempo.
¡Grande
es el ser humano!,
pero cuando se cubre con el manto y
se atribuye lo que no-es, empieza a desfigurar su dignidad y la belleza de lo
creado, aunque negando la luz se emociona con la de las estrellas.
Creer
en Él no es cuestión de razón; ésta igual sirve para
aceptar el Don como para entretenerse en incertidumbres y, en posibilidad de
negarlo.
El
ser humano es quien puede creer y alabar a Dios como su “sumo Bien”.
Cuántas
veces somos “de manto viejo”
repitiendo razones para no entrar en
razón, quedando lo nuevo para mañana, pudiendo
ser hoy.
Orar
es tomar conciencia de estar en relación
personal con Dios;
se puede rezar de muchas maneras, menos
la de no estar con Él.
Orar
es escuchar de Dios
que nos fijemos en el prójimo para
servirle, ayudarle y amarle. Pero el
mismo amor cansa cuando falta Dios.
Quien
ora y juzga al hermano ni
lee bien la Palabra de Dios ni lo escucha.
Estos
fariseos y letrados, que acuden a Jesús, revelan
que rezan mirándose a sí mismo y no a
Dios, porque juzgan y sentencian.
“Los discípulos de Juan
ayunan a menudo y oran,
y los de los fariseos
también. Los tuyos, a comer y a
beber”
Jesús
se dejaba acompañar de mujeres que lo
sostenían y le ayudaban.
Él
y sus discípulos iban de ciudad en ciudad
anunciando la Buena Noticia y, comían en casa de Marta, o incluso en la de los mismos fariseos,
donde Jesús permitía que los pecadores se
acercaran y le besaran los pies.
El
ayuno que Dios quiere es que creamos en
el Hijo que nos ha enviado.
Ayunar
es entender el amor para hallar el sendero, que conduce a
aceptar el Don del Hijo con nosotros. Es
rasgar el manto para que entre la Luz.
Nos
da ejemplo Indonesia, donde todas las Religiones están unidas y han recibido al
Papa. ¡Nos gloriamos de progreso!
¿Dónde
está la madurez que respeta y escucha, digna de ser humana?
Dios
ha abierto el Camino entre lo eterno y el tiempo.
Para
Dios no hay manto que cubra el Universo; a Él debe su existencia.
De
muchas maneras podemos ser odres viejos pensando
que, lo compaginamos con el vino nuevo.
No enmendemos el manto, dejemos que entre la Luz.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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