jueves, 5 de septiembre de 2024

APÁRTATE DE MÍ, SEÑOR, QUE SOY UN PECADOR

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M

Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer) 

1 Corintios 3, 1-9

Salmos 23

Lucas 5,1-11

La pesca abundante
(Mt 4.18-22; Mc 1.16-20)
En una ocasión se encontraba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y se sentía apretujado por la multitud que quería oir el mensaje de Dios. Vio Jesús dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los pescadores habían bajado de ellas a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca y comenzó a enseñar a la gente. Cuando terminó de hablar dijo a Simón:
–Lleva la barca lago adentro, y echad allí vuestras redes, para pescar.
Simón le contestó:
–Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes.
Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:
–¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
Porque Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho. 10 También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón:
–No tengas miedo. Desde ahora vas a pescar hombres.
11 Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús"

DÍA 5 SEPTIEMBRE  CICLO  -B

El texto del Evangelio del domingo nos advertía del valor de las intenciones.

La intención de Pedro, en aquel momento, era pensar que, a pesar de lo mandado por Jesús de echar las redes, no iban a pescar nada.

El pecado de Pedro era la hipocresía de sus palabras diciéndole a Jesús: 

“por tu palabra, echaré las redes”.

“La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios”

Hoy seguimos celebrando y escuchando la Palabra de Dios; y en ocasiones festivas hasta puede que nos agolpemos, pero sólo Dios conoce nuestras intenciones.

Lo vemos en el mismo Pedro, no siempre nuestra presencia expresa la verdad de lo que realmente vive nuestro interior.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:

“Rema mar adentro y echad las redes para pescar”

Desde la barca de Pedro también se dirige a él

“No tengas miedo, desde ahora serás pescador de hombres”

Lo que proclamamos hoy se escribió después de mucho tiempo de este hecho. En el relato del Evangelio vemos el “signo” de la barca de Pedro, y a Él decirle que “reme mar adentro y eche las redes”.

Sabemos que no tuvo que remar muy adentro porque, “puestos a la obra hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red”

“Signo” para pensar que, cuando trabajamos sólo con el poder de nuestro esfuerzo, el “mundo” y lo creado es más fuerte que nosotros, y puede resistirse a nuestro esfuerzo.

El orgullo y el error es pensar que no hay otro poder que sea más capaz de lo que nosotros somos en manos y mente.

Este fue el orgullo del varón de Galilea, desde su experiencia de pescador, y puede que el nuestro.

La falta de fe muchas veces no es tal, sino la confianza que ponemos en lo que pensamos, apoyando en nuestra razón y sentimientos la seguridad; cuando nuestro mismo interior nos habla de contradicción por sentir insegura nuestra convicción.

La fe no baja del cielo por medio de ángeles dejándola visible, palpable y objetiva en la mesa del hogar, sino que nos pide “algo”, como a Pedro que, ante el mandato de Jesús no tuvo fe, pero aun sin ella obedeció.

La experiencia de la obediencia sin fe nos muestra cómo es Dios.

Sabiendo nuestras dudas de fe, pero siendo obedientes a sus mandatos, la experiencia sería ver el Amor de Dios respondiendo a nuestra falta de fe.

Pedro fue sincero; ésta es una virtud esencial ante Dios.

“Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”

¿A qué vino el Hijo al mundo?  

“A curar a los enfermos, no a los sanos”

“No temas, desde ahora serás pescador de hombres”

Siendo pecadores y hasta sin fe, Dios nos ofrece su llamada.                          

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA

ss. Aconcio, Nono, Herculano y Taurino, 

mártires de Porto

HAZME VIVIR...


 

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