“DILO DE PALABRA Y MI CRIADO
QUEDARÁ SANO”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Corintios 11,17-26.33
Salmos 39
Lucas 7,1-10
Siempre me asombra este texto que habla del centurión. Veo en este hombre una calidad humana impresionante.
En
cualquier profesión vemos que existen seres muy humanos,
de gran corazón, abiertos en su relación, sin acepción de personas.
Este
hombre no solo respeta la dignidad de su criado, el
texto nos dice que lo amaba mucho.
En
las relaciones de los amos con sus
criados y las de éstos con sus amos y entre nosotros, no siempre vivimos “el respeto” que exige la “dignidad” y
reconocimiento de la “persona”. Mucho más lo tenemos que tener en cuenta unos y
otros si somos creyentes.
Este
centurión
era muy diferente a los que tuvo Jesús en el Calvario.
Había oído hablar de Jesús y, preocupado por su criado, al que
ama, enfermo a punto de morir, hecho
que resalta la madurez humana de este hombre, envía unos ancianos,
considerados en el Pueblo judío “letrados y sabios”, para rogarle que fuera a su casa a curar a su criado.
Apreciemos
la capacidad humana de Jesús, aunque podemos ver en Él
mucho más.
Jesús se va con los ancianos judíos a curar al criado de un centurión romano.
El
centurión recapacita y esta vez le envía
unos amigos a decirle:
“Señor, no te molestes;
no soy yo quién para que entres bajo mi
techo”
Ojalá
hoy viéramos,
en las relaciones personales, la
madurez, la educación y el trato digno que vemos en el centurión del relato
y, dejáramos a un lado el individualismo y el orgullo que emerge en nuestra
sociedad incluso desde la infancia.
“Por eso tampoco me creí
digno de venir personalmente”
Jesús no tiene acepción de personas y esto contrasta en
su tiempo y en el nuestro.
Este
hombre se veía “centurión romano” frente a Jesús y, sin embargo, la confianza, en que podía sanar a su
criado amado, le lleva a buscar los
medios humanos adecuados para que Jesús remedie el estado de su criado.
“Dilo de palabra y mi
criado quedará sano”
No
es madurez humana ni dignidad del centurión, sino que, lo testificado por este hombre es su fe en Jesús habiendo solamente oído
hablar de Él.
“Os digo que ni en Israel
he encontrado tanta fe”
Estas
palabras las ha puesto la Iglesia en la Liturgia de la Eucaristía antes de acercarnos a comulgar el Cuerpo de Cristo para
que las digamos todos los que participamos en la Celebración Comunitaria.
¿Qué
nos dice Jesús hoy?
Tal
vez: “pocos en la Iglesia me reciben con
la fe con que me creyó el centurión romano”.
Este
centurión no era practicante judío;
no visitaba las sinagogas, pero construyo una en su ciudad. Era hombre de fe y obras.
“Al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano”
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario