UNA BODA DIVINA MUY ESPECIAL
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Ezequiel 22, 1-14
Salmos 50 |
Mateo 22, 1-14Parábola del banquete de bodas (Lc 14.15-24) 1 Jesús se puso a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo: 2 “El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. 3 Envió a sus criados a llamar a los invitados, pero estos no quisieron acudir. 4 Volvió a enviar más criados, encargándoles: ‘Decid a los invitados que ya tengo preparado el banquete. He hecho matar mis novillos y reses cebadas, y todo está preparado: que vengan a la boda.’ 5 Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a sus tierras, otro a sus negocios 6 y otros echaron mano a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. 7 Entonces el rey, lleno de ira, ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. 8 Luego dijo a sus criados: ‘Todo está preparado para la boda, pero aquellos invitados no merecían venir. 9 Id, pues, por las calles principales, e invitad a la boda a cuantos encontréis.’ 10 Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y así la sala del banquete se llenó de convidados. 11 “Cuando el rey entró a ver a los convidados, se fijó en uno que no iba vestido para la boda. 12 Le dijo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no vienes vestido para la boda?’ Pero el otro se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: ‘Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes.’ 14 Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.” |
DÍA 22 AGOSTO CICLO -B
Jesús,
como dice la carta a los Hebreos: “De muchas
maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres” (Heb.1,1), también ha querido revelarnos el
Reino de Dios en parábolas y de muchas maneras en palabras concretas; siempre
desde la sencillez humana como fue su Vida.
Desde
la Encarnación del Hijo hasta su Muerte en Cruz es la revelación de la realidad del Amor divino expresada de
maneras diversas.
“El Reino de los cielos se parece a un rey
que celebraba la boda de su hijo”
A
la boda del hijo de un rey lo lógico es que se invite a gente de condición
adecuada a tal acontecimiento.
Jesús,
con sus parábolas, hablaba muy claro, porque el Rey era su Padre, la boda era la suya, y los dignos
invitados eran los miembros de su Pueblo elegido.
Él
mismo dijo a la mujer cananea que “no era digno
dar el pan de los hijos a los perritos”, y mandó a sus discípulos, en un principio, “que
no entraran en pueblos que no fueran el de sus elegidos”
Los
invitados no quisieron ir a la boda.
“Las convidados no hicieron caso; (…)
los demás les echaron mano a los criados
y los maltrataron hasta matarlos”
Jesús
expresa la Historia del Pueblo matando a los Profetas enviados.
“La
boda está preparada, pero los convidados no se la merecían”
Nada ni nadie priva a Dios, ni ayer ni hoy, la realización de la Salvación ofrecida a
la Humanidad.
“Id ahora a los cruces de camino,
y a todos los que encontréis, convidadlos a la
boda”
Este ha sido el proceder de Jesús, ir de pueblo en pueblo diciendo que el Reino de
Dios lo tenían cerca. ¡Lo tenemos cerca!
“Los criados reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos”
Nosotros fuimos encontrados
y llamados a una boda, que no nos pertenecía por ser paganos
y malos a los ojos del Pueblo, pero no a los de Dios.
“La
sala del banquete se llenó de comensales”
Los dignos convidados del rey ya no son los que ayer eran llamados como dignos de tal honor; ahora son los pobres, cojos,
lisiados, ciegos y leprosos.
Si no nos gusta
este título, a los que ahora somos elegidos, seremos de los que se
presentaron sin traje de fiesta y
fueron expulsados del banquete.
Nos tenemos que asombrar y agradecer vernos
sentados a la Mesa del Banquete.
No despreciemos la Eucaristía; ella es la vivencia
de toda la Historia de Amor de Dios con la Humanidad.
La acepta quien agradece el don de ser humilde.
La indiferencia a la invitación del Padre, no nos engañemos, es situarnos con los que despreciaron el banquete y creyeron que eran sabios.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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