LLEGAR A SER “PAN”
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
Animación a la lectura
PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Éxodo 16,2-4.12-15
Efesios 4,17.20-24 |
Juan 6,24-35
24 Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus discípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
XVIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO -B
De
Dios sólo esperamos beneficios. Así lo entendemos en nuestro tiempo.
Cuando
nuestra mente y nuestro corazón andan
en confusión, hablamos llenos de contradicciones.
“Ojalá el Seños nos hubiera hecho morir en Egipto”
Si
la confianza es la de morir en manos del
Señor da
igual
morir en Egipto que en el desierto.
Esta
es la contradicción.
Deseamos
un Dios que responda a lo que nuestra mentalidad piensa. De esta manera no nos capacitamos
para ver y agradecer su Amor en sus hechos, aunque en nuestro tiempo sean difíciles de entender.
“Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a
toda la comunidad”
Esta
afirmación se adelanta a los acontecimientos haciendo juicio de Dios. Es una
incomprensión e insulto al Amor.
Examinemos
nuestro interior,
porque no es necesario pronunciar nuestro pensamiento; el espíritu es el que manifiesta lo que somos en el mejor de los
silencios.
Dios
es quien, en su silencio, sigue manifestando su Amor con obras.
“¿Qué es esto?”
Moisés
les dijo: “Es
el pan que el Señor os da de comer”.
Cuando
no tenemos “pan” nos quejamos de Dios, y cuando nos lo da pronto nos cansamos
del “maná”. No siempre es de nuestro gusto el “pan” que Dios nos da.
¡Somos
más exigentes con Dios que con cualquier prójimo! Es nuestra irracionalidad.
Tomar conciencia de que nuestra existencia es gratuita y pobre es empezar a saber ser agradecidos a Dios y al prójimo que comparte “su pan”, su vida con nosotros.
La
gente buscaba a Jesús.
La búsqueda de Jesús ha de ser permanente. No
basta con haberse encontrado con Él en un
momento puntual en nuestra vida.
“Maestro, ¿Cuándo has
venido aquí?”
Pregunta atrevida. ¿Qué derecho tenían para interrogar a Jesús? Manifiesta ser un signo de nuestra altivez humana.
Nosotros
somos quienes nos debemos interrogar
sobre el verdadero Dios. Interrogar a Dios sobre sus hechos o
su silencio es signo de altivez humana. A nosotros nos corresponde valorar los
Hechos y Dichos de Dios en Cristo.
Meditemos
hoy y seamos consecuentes, si nos lo creemos, sobre esta pregunta:
“¿Cuándo has venido
aquí?”
Sí,
vale la pena. Son muchos los que “pasan
de que Dios haya venido”.
Jesús
responde a quien le pregunta. Piensa que eres tú quien
le has hecho la pregunta.
“Soy
Hijo de Dios, y vine el día que María correspondió a la vocación que mi Padre le pedía,
encarnando mi Ser divino en sus entrañas humanas, para nacer de Mujer.
¿Crees lo que acabo de responder a tu pregunta?”
Hoy,
inconscientes, valoramos poco “comer pan hasta
saciarnos”, los que podemos, como
si fuera natural, sin ver ningún signo.
Hasta
nos hemos acostumbrado a que demasiados
millones de seres humanos y por demasiado tiempo, mueran de hambre, o en estado
permanente de guerra, no en desierto, sino en
nuestro hogar común gratuito.
“Trabajad, no por el alimento que perece,
sino por el alimento que perdura para la vida eterna”
Primero
nos dice, “trabajad”. Debemos tenerlo en cuenta
· Los
que comemos el pan que nos alimenta físicamente.
· También
los creyentes que acudimos a recibir el Pan
de la fe, que es el Cuerpo y la
Sangre del Hijo de Dios, porque se nos dice que: “Quien
no trabaja que no coma”.
Seamos conscientes del pan que comemos en una
y en otra mesa,
y pensemos si somos dignos de comerlo por
lo que trabajamos, desde la
exigencia “natural” de cada mesa.
“¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios
quiere?”
¿Pensamos
que es cualquier trabajo nuestro
material o físico el que puede aceptar
Dios con mérito para nosotros?
¡Cuántos
piensan que tienen méritos ante Dios,
hasta atreverse a juzgar sus Hechos!
¡Cuánto
nos cuesta ser humildes para reconocer que Dios
no necesita de nadie ni de nada y que nos
ha creado para vivir de su Amor y participar de su Gloria!
¡Dios es Amor y pura gratuidad! Así fue y es la Vida de Jesucristo.
“La obra que Dios quiere es esta:
que creáis en el que Él os ha enviado”.
-
¿Qué signo vemos que
haces tú, para que creamos en ti?”
Ellos
decían que creían en el Padre porque en
el desierto les había dado “pan del cielo”.
“No fue Moisés…, sino que es mi Padre
el que os da el verdadero Pan del cielo…
- “Señor, danos siempre de este pan”.
No
es un pan material. No por comer el Pan
del Altar estamos salvados.
Fácil
nos lo pone aparentemente, porque no podemos olvidar dos cosas:
1. "Trabajad por el alimento que lleva a la vida eterna", con las obras que Él
quiere y no con las que nosotros damos por buenas.
2. Creer en Jesús y corresponder,
no sólo con nuestro amor al prójimo, sino
tomando conciencia de que, el primer prójimo
que vive entre nosotros es Él.
-
“Yo Soy el Pan de Vida. El que viene a mí no tendrá
hambre,
y el que cree en mí no tendrá sed jamás”
· Jesús sacia toda hambre y sed
espiritual de justicia y de paz.
· Jesús “trocea su Cuerpo” dándose.
¡Es
difícil ser pan, dejarse comer por
los demás!
El Padre dándonos a su Hijo nos pregunta:
¿Qué haces de Él? ¿Qué haces por Él?
Dios
Padre lo contempla todo a través del Hijo, desde su Muerte de
Cruz, hasta su Vida en Él, después de resucitar y
regresar a la Gloria que tenía.
- Leer y meditar Ef. 4, 20-24
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
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