TOMÁS, APÓSTOL DE JESÚS,
¿FUE INCRÉDULO?
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Salmos 116
DÍA 3 JULIO CICLO -B
“Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo,
no
estaba con ellos cuando vino Jesús”
Nosotros
tampoco estábamos; Tomás nos representa en
su ausencia.
Ellos
le dijeron: “Hemos visto al Señor”.
A
nosotros también nos lo han dicho muchos, y nos lo dice la Iglesia.
Tomás
les contestó:
“Si no veo en sus
manos la marca de los clavos,
Si no pongo el dedo
dentro de la herida de los clavos,
y la mano en su costado, no lo creeré”
Deseaba
la seguridad viendo
y tocando las manos y el costado de
Jesús.
Los
seres humanos buscamos la seguridad en ver
y tocar, como
si la razón tuviera en esto el don de la invulnerabilidad, cuando Dios sobrepasa la capacidad de llegar por nuestros medios a
tener y guardar de la Verdad.
“Ocho días más tarde, los discípulos estaban en
casa otra vez
y Tomás también estaba.
Estando las puertas cerradas, Jesús entró, se puso
en medio y les dijo:
La paz sea con vosotros. Después le dijo a Tomás:
Aquí están mis manos, acerca el dedo;
trae la mano y toca mi costado. No seas incrédulo, ten fe”
-
Nosotros
seguimos sin poder acercar la mano a las llagas de los clavos y a la hondura de
su costado abierto.
Tomás,
con ver y tocar lo que deseaba, ¿vio y tocó
a Dios hasta poder decir?
“¡Señor mío y Dios mío!”
A
Dios nadie lo ha visto ni lo verá.
Hay
que morir para tener las condiciones de poder ver y poder ser en Dios.
Morir
físicamente o morir de amor.
Cristo, el
Hijo de Dios muerto y resucitado, está presente
en el mundo y en cada tiempo nuestro.
Está
presente en la vida de todos los
crucificados por sus hermanos,
en la de todos los heridos en su carne y en su corazón abierto; por
su carencia de pan, de hogar, de dignidad, de abandono, muriendo en guerras de
hermanos y, en muertes que no han conocido el amor de sus prójimos.
Quienes
hoy ven y tocan estas heridas, y ponen
las manos en estos corazones abiertos, son escuchados por Dios, aun sin
decir: ¡Dios mío!
Una
Iglesia solo cultual, sin tocar la
realidad social, no es la Iglesia de Cristo.
Los
creyentes tenemos que plantearnos la
realidad de Cristo que nos ha dicho:
· “Amaos los unos a los
otros como Yo os he amado”
· Y “Haced esto en Memorial mío” antes
de empezar su Pasión en Getsemaní y después de lavar los pies a sus discípulos.
El
amor al prójimo vemos que no lo es todo.
No confundamos nuestro “hacer el bien” sin dar respuesta al Don de la Fe en Cristo
hecho Pan Eterno, que sacia en el tiempo y supera todo cansancio.
F.
Allara
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