martes, 2 de julio de 2024

 TOMÁS, APÓSTOL DE JESÚS, 

¿FUE INCRÉDULO?

  Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Efesios 2,19-22

Salmos 116

Juan 20,24-29

Las dudas de Tomás
24 Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Después le dijeron los otros discípulos:
–Hemos visto al Señor.
Tomás les contestó:
–Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré.
26 Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
–¡Paz a vosotros!
27 Luego dijo a Tomás:
–Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree!
28 Tomás exclamó entonces:
–¡Mi Señor y mi Dios!
29 Jesús le dijo:

–¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!"


DÍA 3 JULIO   CICLO   -B

 

“Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, 

no estaba con ellos cuando vino Jesús”


Nosotros tampoco estábamos; Tomás nos representa en su ausencia.

Ellos le dijeron: “Hemos visto al Señor”.

A nosotros también nos lo han dicho muchos, y nos lo dice la Iglesia.

Tomás les contestó:


“Si no veo en sus manos la marca de los clavos,

Si no pongo el dedo dentro de la herida de los clavos,

 y la mano en su costado, no lo creeré”

 

Deseaba la seguridad viendo y tocando las manos y el costado de Jesús.

Los seres humanos buscamos la seguridad en ver y tocar, como si la razón tuviera en esto el don de la invulnerabilidad, cuando Dios sobrepasa la capacidad de llegar por nuestros medios a tener y guardar de la Verdad.

 

“Ocho días más tarde, los discípulos estaban en casa otra vez

y Tomás también estaba.

Estando las puertas cerradas, Jesús entró, se puso en medio y les dijo:

La paz sea con vosotros. Después le dijo a Tomás:

Aquí están mis manos, acerca el dedo;

trae la mano y toca mi costado. No seas incrédulo, ten fe”

-           

Nosotros seguimos sin poder acercar la mano a las llagas de los clavos y a la hondura de su costado abierto.

Tomás, con ver y tocar lo que deseaba, ¿vio y tocó a Dios hasta poder decir?


“¡Señor mío y Dios mío!”


A Dios nadie lo ha visto ni lo verá.

Hay que morir para tener las condiciones de poder ver y poder ser en Dios.

Morir físicamente o morir de amor.

Cristo, el Hijo de Dios muerto y resucitado, está presente en el mundo y en cada tiempo nuestro.

Está presente en la vida de todos los crucificados por sus hermanos, en la de todos los heridos en su carne y en su corazón abierto; por su carencia de pan, de hogar, de dignidad, de abandono, muriendo en guerras de hermanos y, en muertes que no han conocido el amor de sus prójimos.

Quienes hoy ven y tocan estas heridas, y ponen las manos en estos corazones abiertos, son escuchados por Dios, aun sin decir: ¡Dios mío!

Una Iglesia solo cultual, sin tocar la realidad social, no es la Iglesia de Cristo.

Los creyentes tenemos que plantearnos la realidad de Cristo que nos ha dicho:


·       “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”

·       Y “Haced esto en Memorial mío” antes de empezar su Pasión en Getsemaní y después de lavar los pies a sus discípulos.


El amor al prójimo vemos que no lo es todo. No confundamos nuestro “hacer el bien” sin dar respuesta al Don de la Fe en Cristo hecho Pan Eterno, que sacia en el tiempo y supera todo cansancio.                                                                                                            

F. Allara


SANTORAL DEL DÍA

S. TOMÁS, APÓSTOL  

(Clic en el nombre)


CREE EN MI

Soy Jesús, aumenta tu Fe, estoy junto a ti...
Aumenta mi fe....








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