EL PERDÓN ES GRATUIDAD DEL AMOR
Y NECESITAMOS EXPERIMENTARLO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
Amós 7,10-17
Salmos 18 |
Mateo 9,1-8
|
DÍA 4 JULIO CICLO -B
La
suficiencia del hombre moderno puede manifestarse en
gestos de humildad; no niega, en el mejor de los casos, pero tampoco afirma
nada.
· Se cree
en Dios sin aceptar la Revelación,
· Se cree
en el amor
como algo subjetivo,
· Se cree
en la vida inmortal como si fuera propio de la naturaleza
humana.
En
otra ocasión hemos comentado que, la
inmortalidad sólo puede ser objetiva desde un
ser humano creado a semejanza divina. Lo cual nos habla:
· De un Dios real y
· De una naturaleza humana a
la que no le corresponde, por sí
misma, morir ni ser inmortal.
Lo que decimos de la inmortalidad lo decimos del amor
y del perdón.
Experimentar
el perdón y aceptarlo es signo de
haber creído en el amor, porque sólo el amor sabe perdonar.
Aceptar
el perdón
de una persona que nos ama es situarse a nivel de conocer y creer en esta persona. Este es el signo de una humildad real.
No
tomar conciencia de quién nos ama, y nos perdona, es un gesto de suficiencia bajo el manto de humildad al pasar y, no reconocer y agradecer a quien nos ama y
perdona.
Es
la imagen del hombre moderno-creyente
que,
no niega, pero tampoco acepta la realidad
del bien recibido de “ALGUIEN”, del Dios real conocido y creído.
Creer
está en la base de la vida diaria del hombre sabio en su humildad.
Jesús,
viendo la fe que tenían los que le llevaron al paralítico, dice al paralítico:
“¡Ánimo hijo! tus pecados te son perdonados”
Nosotros no decimos que esto es blasfemo pero, no detenernos a meditar el contenido de esta frase es no aceptar “la relación del amor con el
perdón”; ni lo que significa,
en trascendencia, al ser pronunciada por Jesús.
No
son los milagros los que llevan a la fe, como veremos en el
Evangelio del próximo domingo, sino que es
la fe la que entiende de milagros.
“¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
¿Qué es más fácil decir:
“Tus pecados te son
perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”?
Lo vemos en la Vida de Jesús.
Es
más grande el Amor y el Perdón gratuitos de Dios que “levantarnos, sanarnos, de una enfermedad”
La
peor enfermedad es
la que nos paraliza e impide caminar aceptando el Bien del Amor que Dios
nos ofrece.
“El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar los pecados” de los humildes que reconocen la
necesidad del Perdón divino.
Esto no es subjetivo, sino
que pasa por la fe en la Verdad de Jesús,
que lo ofrece.
“Entonces dice al paralítico:
“Ponte en pie, coge
tu camilla y veta a tu casa”
Bienaventurados
los que, reconociendo la impotencia ante
su pecado, escuchan sacramentalmente la voz de Jesús y pueden “levantarse e ir a su casa” desde la fe creyendo en el milagro del Amor y el Perdón de Dios.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
S. ISABEL DE PORTUGAL
Llamando todo el tiempo
Si escuchas mi voz y me abres tu puerta
Entraré y cenaré contigo. (bis) Porque yo
Conozco tu corazón, conozco tu realidad,
sé todo de ti, vengo a saciar tu necesidad. (bis)
y te amaré con todas mis fuerzas.
Conozco tu corazón, conozco tu realidad,
sé todo de ti, vengo a saciar tu necesidad.
Conozco tu corazón, conozco tu realidad,
sé todo de ti, y en nadie más puedes ser feliz, solo en mí.
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