lunes, 1 de julio de 2024

JESÚS ESTÁ EN LA BARCA 

EN TODAS LAS TEMPESTADES 

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


Amós 3,1-8;4,11-12

Salmos 5


Mt 8,23-27

La tempestad apaciguada
(Mc 4.35-41; Lc 8.22-25)
23 Jesús subió a la barca, y sus discípulos le acompañaron. 24 De pronto se desató sobre el lago una tempestad tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús se había dormido. 25 Sus discípulos fueron a despertarle, diciendo:
–¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos hundiendo!
26 Él les contestó:
–¿Por qué tanto miedo? ¡Qué poca es vuestra fe!
Dicho esto se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo quedó completamente en calma. 27 Ellos, asombrados, se preguntaban:

–¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?"


DÍA 2 JULIO   CICLO   -B

 

¡Cuántas veces los textos nos hablan de Jesús subido a la barca!

La Iglesia es la barca que no deja de navegar, de una a la otra orilla, con los discípulos que somos todos los bautizados en Cristo Jesús.

El texto nos repite la tempestad que llena de agua la barca.

La tempestad dentro de la Iglesia es permanente, como lo es la verdad que Jesús permanece en la barca todos los días de la vida, con los bautizados de cada tiempo y lugar.

Es importante que, todos los bautizados sepamos de la trascendencia que tiene el Bautismo para la vida de un creyente cristiano.

Me fijo sólo en la responsabilidad urgente de los padres y de las Comunidades parroquiales y religiosas de educar para saber que, aun siendo individuos únicos, el bautismo nos sube a la barca y nos urge, de entre todos los bienes espirituales que recibimos en este Sacramento, a tomar conciencia, como primera responsabilidad, de dos cosas esenciales:

·       Que nuestra vida es un “yo” que vive la fe en Comunidad.

·       Que, en esta Comunidad, en esta barca, está siempre presente Jesús

Esto significa vivir la fe tomando conciencia de la realidad que cada uno vivimos en nuestro tiempo en nuestra barca, única y singular, siendo parte esencial de la Iglesia universal, significada por su unidad a Pedro.

Dejemos de vivir los católicos individualmente la fe en la soledad de la participación de los sacramentos y de nuestras devociones.

Interesémonos por saber de las tempestades que puedan existir dentro de la Comunidad Diocesana a la que pertenecemos y, dentro de lo más cercano, donde vivimos buscando el alimento de nuestra fe.

La mesa del hogar ha dejado de ser una mesa de comunidad y también, en muchos casos, la Mesa del Altar.

Tomemos conciencia de la tempestad que vive la Iglesia universal, sobre todo en lugares muy concretos, lo cual nos exige algo más que rezar.

Sabemos que, con Jesús en la barca, aunque las olas la llenen de agua, no se va a hundir.

Aun siendo así:

·       Tenemos que acudir a Él y decirle como los discípulos:


“Salvadnos, que nos hundimos”


·       Y también  profundizar en lo que supone la verdad del don de la fe. Ella nos permite una relación de amor con Dios uno y trino, participar de la vida sacramental y litúrgica, que nos une en una experiencia de vida familiar, en la medida que entendemos el significado de las palabras de Jesús, cuando dice “quiénes son su madre y sus hermanos” para admirarnos, como los discípulos, de lo que somos en Jesús “a quien obedecen los vientos y las aguas”


Que Dios nos conceda la fe para vivir la experiencia de que, Jesús en nuestra barca no nos priva de tempestades, pero sí  actúa calmándolas.                 

F. Allara



SANTORAL DEL DÍA

SS. PROCESO Y MARTINIANO, MÁRTIRES ROMANOS



TODO LO PUEDO EN JESÚS

Solo en ti mi corazón encuentra la paz...









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