sábado, 6 de julio de 2024

 ¿QUÉ DIOS SE HA CONVERTIDO EN PAN?

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


Amós 9,11-15

Salmos 84

Mateo 9,14-17

La cuestión del ayuno
(Mc 2.18-22; Lc 5.33-39)
14 Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
–Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
15 Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.
16 “Nadie remienda un vestido viejo con un trozo de tela nueva, porque lo nuevo encoge y tira del vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. 17 Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos, para que se conserven ambas cosas”

DÍA 6 JULIO   CICLO   -B

 

Creer en algo es haberlo conocido y dominado, y ya no necesita ser creído.

Creer en alguien es también haber sido conocido, pero este alguien es un ser personal, por tanto, nunca dominado y, mientras sea verdad, siempre respetado en su dignidad y creído.

La fe, cuando se trata de creer en una persona, no puede separarse del amor, porque el amor disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre, aguanta siempre. (I Cor. 13,7)

Quien tiene dificultad para amar, la tendrá para creer.

Creer en Dios es responder a la gratuidad, que nos capacita para entender y experimentar que “la fe es el don de conocer a Dios

Dios no puede ser conocido de igual modo que a un ser semejante a nosotros.

La Revelación es el medio que hace que la fe sea racional y subjetiva y, a su vez, objetiva desde la razón que conoce a Dios y le cree.

El Dios revelado nos exige aceptar el don de la fe para ser conocido.

Si la fe en alguien exige el amor, aún más necesario es amar a Dios para creerle.

Es Dios quien nos apremia con el deber de ser conocido.

Dios conocido en Cristo, en la medida que es creído, nos habla de un amor desde el cual no hace falta el ayuno.


“¿Estaría bien que los convidados a una boda 

ayunaran mientras el novio está con ellos?”


La experiencia del amor, sea de Dios, sea entre nosotros, es experiencia de una realidad de presencias que hace absurdo pensar en ayunar.

El amor no exige ayunar sino amar.

La ausencia del amado es, ella misma, un ayuno.

Y, a su vez, desear mantener el amor en ausencia

·       Es el mismo amor el que exige el ayuno,

·  No como sacrificio, sino como revelación del mismo amor amando y perseverando,

·       Haciendo que este ayuno, por amor, mantenga viva la presencia del amado.

Sabiendo que, la ausencia del amado necesita de un medio, que le ayude a perseverar en el amor, ha sido Dios quien se ha convertido en Pan como Presencia real, para ser alimento de experiencia de Amor.

No es necesario el ayuno porque tenemos el Pan, y lo es para corresponder al Amor grande y omnipotente de Dios, capaz de ser Pan partido, Amor vivido, donde se entiende el ayuno y el amor desde la vivencia de fe en el Dios objetivo.

Dios en Cristo se ha dignado pasar por nuestro lado para herirnos de amor y aunque se haya ido, como dice S. Juan de la Cruz, ha convertido el entendimiento del ayuno como necesidad de hacer presente el Pan que, siendo creído, amado y comido, cura la herida de la ausencia por la Verdad de la Presencia.

El amor no pasa nunca.

“El vino nuevo exige odres nuevos”


La fe exige odres nuevos.             

F. Allara

SANTORAL DEL DÍA 

S. MARÍA GORETTI, VIRGEN Y MÁRTIR

(Clic en el nombre)



eSTÁS DENTRO DE MI´

Tú eres el gozo del alma
el agua de mi jardín...
que limpia todas mis fuentes...
porque eres PADRE.





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