domingo, 7 de julio de 2024

 ESCANDALIZABA AYER Y HOY 

QUE EL HIJO DE UN CARPINTERO 

PUEDA SER SABIO

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)

Ezequiel 2,2-5

2 Corintios 12,7-10

Marcos 6,1-6

Jesús en Nazaret
(Mt 13.53-58; Lc 4.16-30)
Jesús se fue de allí a su propia tierra, y sus discípulos le acompañaron. Cuando llegó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oir a Jesús, se preguntaba admirada:
–¿Dónde ha aprendido este tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros?
Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo:
–En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes y en su propia casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, aparte de sanar a unos pocos enfermos poniendo las manos sobre ellos. Y estaba asombrado porque aquella gente no creía en él.
JESÚS, EL MESÍAS (6.6B–8.30)
Jesús instruye y envía a los apóstoles
(Mt 10.5-15; Lc 9.1-6)

Jesús recorría las aldeas cercanas, enseñando"


XIV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO   CICLO   -B


Nos sorprende el Misterio. Y nos sorprender mucho más que, un Pueblo, que vive de la experiencia de Dios “no haya dejado nunca de ser infiel”.


“Te envío a estos hijos de cara endurecida y de corazón empedrado, tanto si te escuchan como si no, tú les dices, que han de saber que hay un profeta en medio de ellos. (Ez. 2,2-5).


A veces justificamos nuestra vida desde nuestra condición humana, o le pedimos a Dios que nos libere de lo que para nosotros son espinas insalvables.

La respuesta de Dios a Pablo fue: “Te basta mi Gracia”.

Pablo se gloría de sus debilidades:


“Gracias a ellas, tengo dentro de mí la fuerza de Cristo. (2 Cor. 12,7-10)


Gloriarse de las debilidades no es justificar cualquier conducta subjetiva, porque la Gracia y la fuerza de Cristo no se nos da para disculpar lo que pueda ser infidelidad.

El Evangelio nos actualiza la realidad que fue en su tiempo

Jesús vuelve a Nazaret.

Jesús ha abierto las Escrituras para hablarnos a nosotros en el hoy de nuestra vida ahora.

"Vuelve acompañado de sus discípulos". Jesús aquí no está solo, ni lo estamos nosotros.

La Comunidad eclesial es la que nos convoca.

Cuando Jesús vuelve a Nazaret lo hace como Cuerpo iniciado con sus discípulos.

Es importante para nuestra fe que el texto diga que "venía con sus discípulos"

Es la primera muestra que sus coetáneos no advierten.

¿Lo advertimos nosotros?

¿Nos sentimos y venimos como Iglesia, o cada uno llegamos un poco por nuestra cuenta y con nuestra fe?

Creer en Dios es también preguntarnos si creemos en el prójimo.

Cristo es la Presencia de Dios en la Humanidad de Jesús. De igual modo sigue presentándose y revelándose por medio del prójimo con quien tratamos habitual o casualmente.

Es Importante advertir la presencia del prójimo para percatarnos de las posibles presencias de Dios en la cotidianidad de nuestra vida. A Dios le respondemos como lo hacemos al prójimo advirtiendo o no su presencia


“Lo que hacéis al prójimo a Mí me lo hacéis”


Jesús empezó a enseñar en la sinagoga de Nazaret.

Enseñar es dar a conocer algo nuevo. Enseñar es una forma de darse y de amar.

Jesús debió explicar con novedad la Escritura leída. Su enseñanza causó admiración.

La suficiencia no suele advertir ni lo viejo ni lo nuevo; no acepta la enseñanza del prójimo. La suficiencia del hombre moderno pasa de las enseñanzas de los más próximos.

¡Cuántos hijos pasan de las humildes, pero profundas, enseñanzas de sus padres y abuelos!

La suficiencia pasa de la enseñanza de la Iglesia y, por tanto, de Dios.


“¿No es el carpintero, el hijo de María, pariente de Jaime, José, Judas y Simón?”


Estamos viviendo, dentro de la Iglesia, una situación dolorosa. Es bueno que reflexionemos, seamos humildes y nos examinemos  de nuestras críticas y juicios sobre ella además de como es nuestra Oración por la Iglesia.


“Ellos se escandalizaban de la sabiduría de Jesús y

Jesús se sorprende de que no quieran creer”


Hoy, tal vez, no nos escandaliza la sabiduría porque abunda el sincretismo de verdades, la superficialidad de pensamiento y de palabra, y el relativismo como consecuencia de estas actitudes, que no hablan de progreso humano ni de la fe.

El texto, al decirnos que Jesús no pudo hacer ningún milagro, nos permite discernir entre sanar o curar alguna enfermedad, de lo que es propiamente un milagro.

Donde falta la fe no hay milagros. Éstos, lo vemos en diferentes textos del Evangelio; son consecuencia de la fe y la confianza puestas en Jesús.

Si he dicho de examinarnos de la humildad, mejor aún es reconocer cómo es nuestra fe para poder ver con objetividad la sencillez de los milagros que Dios sigue obrando en cada tiempo, discernidos de tanta milagrería subjetiva, y de tantas dudosas oraciones que llegan a modo de chantaje a la Bondad divina.

Jesús empezaba su misión y, aunque extrañado por sus coetáneos que “no querían creer en Él”, frase para meditar, recorría las aldeas de alrededor enseñando.

Mientras nosotros lo tenemos todo programado y nos prepararnos para ir en su Nombre, Jesús, como luego los Apóstoles y Pablo, se acercaba al prójimo inmediato para hablarles de la Buena Nueva que era Él, enviado por el Padre.

Hoy, tal vez, hemos de salir de casa para testimoniar la fe. Quizás sea esta la primera contradicción de nuestro tiempo en cuanto a evangelizar.

¿A quién podemos hablar de lo Nuevo que lo es siempre Cristo Jesús para la Humanidad si dentro de casa no nos creemos para escucharnos? ¿Quién escucha y atiende?

El pobre y humilde a quien le falta y busca el pan que sustente su vida en esperanza.

¿Se sorprenderá Dios de cómo celebramos y comemos el Pan de su Presencia en Cristo, en el sí mismo de su Cuerpo, la Iglesia, con tantos frentes que hablan de duda, de sana creencia y de falta de unidad?

Dios sigue haciendo milagrosa para quienes viven del don de la fe.  

A los demás sólo puede imponer las manos sobre su enfermedad. (Mc. 6,5b).

Para meditar.

F. Allara


CONFÍO EN JESÚS 



Confío en Jesús con Él nada temo

aun con viento en contra remando en la noche

cansado y con sueño me alejo del triunfo

y me acerco a su anhelo su luz nos alumbra

su mano nos lleva ya no tengo miedo.


Confío en Jesús con Él nada temo

me encuentro conmigo mis límites vivos 

en sus manos me quedo 

acojo su amor me alejo del miedo

caminemos juntos viviendo su vida todo se hace nuevo.


Confío en Jesús con Él nada temo

me adentro en mí mismo encuentro mis dudas

en sus manos me quedo me da su perdón

tengo su consuelo su luz nos alumbra

su mano nos lleva ya no tengo miedo.


Confío en Jesús con Él nada temo

remando en su barca sentado a su mesa 

su pecho me acerco me siento tranquilo

le confío mis sueños caminemos juntos

viviendo su vida todo se hace nuevo.





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