domingo, 28 de julio de 2024

DIOS OMNIPOTENTE “NECESITA” 

NUESTRO PAN PARA MULTIPLICARLO

 Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M  


Animación a la lectura 

PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"

(Clic en los textos para leer)


2 Reyes 4,42-44

Efesios 4,1-6

Juan 6,1-15

Jesús da de comer a una multitud
(Mt 14.13-21; Mc 6.30-44; Lc 9.10-17)
Después de esto, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea (también llamado de Tiberias). Mucha gente le seguía porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe:
–¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?
Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe le respondió:
–Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno recibiese un poco.
Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo:
–Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebadad y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?
10 Jesús respondió:
–Haced que todos se sienten.
Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles todo lo que querían. 12 Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
–Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
13 Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los cinco panes de cebada. 14 La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
–Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.
15 Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo


DOMINGO XVII  T. Or  CICLO   -B


En tiempo del Profetismo el profeta era la voz de Dios en medio de su Pueblo.

Dice S. Pedro, “hombres como eran hablaron en Nombre de Dios” (2 Pe. 1,21b).

El Dios revelado en Cristo ha sido el Dios que, desde que creó al hombre hasta hoy siempre  le ha hablado de forma personal.

A Dios le conocen los que lo escuchan. Ayer no le conocieron los que sólo le ofrecían sacrificios, ni hoy se le conoce con sólo ser practicantes. Dios merece toda nuestra atención.

El amor se vive cuando existe una relación personal de mutua escucha.

La fe comienza por creer los diferentes modos con que Dios se ha dirigido al ser humano hasta la plenitud de los tiempos, en el que se ha dignado vivir-con-nosotros y hacer de la vida y de la oración un trato directo de mutua escucha.

Grande tuvo que ser el profeta Eliseo siendo el sucesor del Elías, el profeta de los profetas. Se le conoce como el profeta que se dio a los pobres.

El relato de hoy tiene relación con lo que fue la vida de Eliseo con la vida de Jesús.

Eliseo era un Hombre de Dios; le llevan veinte panes de cebada y, Eliseo le dice al hombre de Baal Salisá:


“Dáselo a la gente y que coman. Comerán y sobrará”


Comieron y aun sobró, conforme a la Palabra del Señor.

A Jesús le seguía mucha gente.

“Subió Jesús a la montaña y se sentó allí con sus discípulos”. Se puso a lo alto de la gente, como signo de Presencia de Dios. Y dice a Felipe:


“¿Con qué compraremos panes para que coman estos?”


Pensamos que Dios es poderoso para multiplicar el pan por las dos veces que se nos dice que lo hizo compadeciéndose de los pobres.

¿Consideramos que todo pan es gratuito? ¿Lo pensamos quienes nos sentamos cada día y lo comemos, tal vez, sin dar gracias ni bendecirlo?


“Dijo Andrés: Aquí hay un muchacho que 

lleva cinco panes de cebada y dos peces”


¿Qué hacía este muchacho con tanto pan en medio de una multitud hambrienta?

Es un signo de que Dios no nos abandona.

Dios ha dispuesto que haya pan para todos, pero lo tienen acumulado unos pocos en medio de la Humanidad necesitada.

De igual modo como el hombre de Baal Salisá entregó los panes a Eliseo, este muchacho los dio para que Jesús pudiera dar de comer a la gente.

Dios omnipotente, que creó de la nada, nos pide el ofrecimiento de lo poco que tenemos para multiplicarlo.

Con esto vemos:

·       Dios nos dice que, parte de lo que tenemos es para darlo a los demás.

·       Este hecho es un signo de la Justicia divina que, no pide a los que tienen mucho, sino a los que tienen poco, por ser los que tienen un corazón que escucha a Dios.

Nos decía el Evangelio de hoy que, hay que dejar para el final arrancar la cizaña.

·       Es signo de lo que celebramos: la Eucaristía.

Lo que celebramos es la celebración del Memorial, que jamás el ser humano podía imaginar.

Esto es más que lo del profeta Eliseo y más que la multiplicación de los panes,

¿Valoramos el Pan que comulgamos?.

¿Pensando que, hoy y ahora, Jesús se compadece de nosotros y trocea su Cuerpo como Pan para que vivamos, en presente, el Amor del Padre, que nos sigue dando a su Hijo por medio del Espíritu Santo?

¿Qué compartimos en la Eucaristía?

No nos quedemos sólo en la individualidad que celebra el Amor divino trinitario en fe y oración aislada y personal, sino que, en la medida de lo posible, compartamos lo que vemos y conocemos de cada uno de los que estamos celebrando en común la fe y, lo que sabemos del prójimo que llevamos en el corazón.

Tengamos presente que la Misa es celebración comunitaria. Jesús nos pide que participemos y lo celebremos. Para Él nosotros somos lo más importante.

Jesús nos necesita como Comunidad que vive de su Cuerpo para multiplicarse en Pan del cielo, como alimento espiritual que todos necesitamos.

Desea nuestra presencia más que lo que le podamos ofrecer.

¿Qué haría un pan o muchos panes sobre el altar sin nuestra presencia?

¡Cuántos lo han entendido y han vivido del Pan bajado del cielo!

¡Cuántos han vivido de Cristo y, “hombres como eran, o como son, hablaron y hablan en Nombre de Dios”!


“Jesús, sabiendo que iban a apoderarse de Él 

para hacerle rey, se retiró solo a la montaña


Depender de los demás, por querer elevar nuestra posición, es dejarse apoderar.

Jesús se retiró solo a la montaña a estar con su Padre para seguir siendo libre ante Dios y ante los hombres, sin dejarse apoderar.

Os aconsejo leer y meditar el texto de S. Pablo a los efesios. (Ef. 4,1-6)

Sobre todo orar y meditar en nuestro tiempo lo de,


“Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos

                                                                                                                       F. Allara

 

SANTORAL DEL DÍA

B. URBANO II, PAPA




CINCO PANES Y DOS PECES








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