LA VERDAD NO NECESITA
DE MUCHAS PALABRAS
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Reyes 19,19-21
Salmos 118
Mateo 5,33-37
DÍA 15 JUNIO CICLO -B
Según
el Evangelio de hoy, necesitar jurar, y pronunciar muchas palabras, es ser muy
antiguos,
¡Cuántas
palabras inútiles y sin sentido se pronuncian hoy!
Progresamos
en muchas técnicas, pero no en garantía
de verdad de la palabra hablada.
“Sabéis que a los
antiguos se les mandó: “No rompas los juramentos”
Hoy no
se jura, se consensua para establecer
relaciones humanas entre competidores; y lo consensuado no tiene
garantía de fidelidad ni de continuidad.
Todo
puede ser nuevamente consensuado de
forma que, “la palabra” ya no es la garantía expresada de la integridad
del ser humano.
“Cumple lo que has jurado en nombre del Señor”
Dios, el Señor, ya no es
necesario como garantía de verdad entre los seres humanos;
ha salido de los contratos y compromisos humanos.
El
“hombre” quiere ser “el solo garante” de todo, sin interferencias divinas y humanas.
Esta es la contradicción.
Cada
ser humano es “señor”
sin referencia a una Verdad exterior
y, queda él solo como “señor de su palabra”.
El verdadero progreso se dará
cuando el ser humano se haya identificado con la Verdad que trasciende sus
verdades.
A
los creyentes Jesús nos dice:
“No jures nunca, ni por el cielo, que es el trono de Dios,
ni por la tierra, que es el estrado de sus pies.
·
Jesús
nos identifica con su manera de ser.
·
Jesús
no necesitó expresar con juramento a Dios por lo que lo que
decía y hacía.
·
No
lo necesitaba porque Él mismo era la
Palabra de Dios pronunciada en el decir y hacer de su Humanidad visible, y
porque el Padre y Él son uno, como lo aceptamos de su revelación.
Sería
una contradicción necesitar jurar en
nombre de Dios para acreditar su palabra y su acción.
Nos
identifica en Cristo para nuestra mutua relación de palabra.
Su palabra ha sido un Sí a
la voluntad de Amor salvador del Padre y, un Sí a su voluntad de liberar nuestra libertad para entender la Verdad
de Dios y su Amor único y objetivo.
Por
esto nos dice:
“Decid sencillamente sí, cuando es sí, no, cuando es no.
Todo lo que decís de más viene del Maligno.
Para
nuestros antepasados su palabra era garantía de verdad; no hacía falta ningún contrato y menos consensuar
los compromisos. Hoy, ni la firma de los mismos es garantía de que sean verdad
el contrato o el consenso.
Es el tiempo de la
palabrería, no de la palabra humana
ofrecida en verdad.
Es peligroso este progreso
del hombre,
señor de cielos y tierra, porque todo es inmediato
y de poca duración, incluso
la palabra dicha ante Dios en Sacramento.
La Verdad se revela en
silencio y con un Sí.
F. Allara
SANTORAL DEL DÍA
DESEOS
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