EL ALIMENTO DEL ALMA
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Reyes 17,7-16
|
La
Humanidad de Cristo se ha convertido,
desde el Amor trinitario -Amor ofrecido en Sacrificio único por Cristo de una
vez para siempre,
signo de que el amor verdadero
siempre será herido, y signo de que
amar es morir para resucitar-, en buen Pan que ilumina el alma de quien
lo recibe con fe, y con el buen sabor que cada uno es capaz de percibir,
porque Dios sacia a gusto de cada alma.
Jesús
pudo decir a sus discípulos:
“Vosotros sois la sal de la tierra”
Ser
sal en la tierra es dar sabor a la vida del mundo.
No
hace falta entrar en la identidad de la sal para discernir que, ser
sal en el mundo es haberse convertido
a la fe,
Creemos
que la vida dada,
para dar sabor a la del mundo, es saber que, el mundo va a comer
bien y a gusto sin percibir “el valor de la sal” de los que la ponen con su
vida.
Lo
que Jesús nos dice hoy no es sólo ser como la sal, sino saber
vivir como Él.
· Pasar por la vida como uno de tantos desde
la experiencia de ser reconocidos sólo por quienes no tienen pan, que son los que saborean la vida de quienes
se acercan con amor y,
· Pasar por la indiferencia de los que, desde su riqueza, no valoran
las vidas que pasan cercanas con amor. Estos tienen otro pan que les gusta comer, hasta
que descubran que no sacia como el ofrecido por los que optan por ellos por ser sal en la tierra.
“Si la sal ha perdido el gusto, ¿con qué la volverán salada?”
Perder
el gusto es
pensar que los demás nos van a reconocer el buen sabor de la vida ofrecida.
Mantener
el sabor de la sal es optar por ser sal.
Desear
que nos correspondan al darnos a los demás es perder el gusto de ser sal, y nada la
vuelve salada.
“No sirve sino para ser pisada”
Esta
es la aparente contradicción.
La
vida va a ser pisada, mientras que, ofrecerla siendo sal es no depender de la gente que la desprecia, porque el amor no es virtud que pueda ser pisada, aunque sí sea muy herida.
“Vosotros sois la luz del mundo”
El
mundo es iluminado por el sol y por las luces que el ser humano inventa para contemplar sus riquezas.
Sólo
los que ven desde la luz del alma, aprecian
la luz del sol por
el que mantenemos la vida.
“El
mundo”,
volcado al exterior, es incapaz de percibir
las luces que iluminan el interior de
las personas que pasan con amor por sus vidas.
S.
Agustín en relación a Dios:
“Tú estabas dentro de mí, pero yo no lo
estaba, entretenido en todo lo que existe porque Tú lo creas. Tarde te amé.
La
luz de la Verdad ilumina a todos los que son en casa.
Primero saber que hay que estar en casa, no en casa de alquiler, y después optar o convertirse en pobreza y humildad para poder ser luz y sal.
F. Allara
No hay comentarios:
Publicar un comentario