CREER EN EL AMOR REQUIERE
SER JUSTOS CON EL HERMANO
Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS
5 minutos en nuestro "día a día"
(Clic en los textos para leer)
1 Reyes 18,41-46
Salmos 64 |
Mateo 5, 20-26
|
DÍA 13 JUNIO CICLO -B
Se
habla mucho del Dios-Amor, pero muy poco de lo que precede al amor, la
justicia.
“Si no sois más justos de lo que son los
Maestros de la Ley y los fariseos,
no entraréis en el Reino de los cielos”
Jesús,
en el texto de hoy, parece exagerado en sus palabras.
Interpretémoslas
conscientes de la facilidad con que las decimos,
referidas al prójimo como si no pasara nada.
El Amor de Dios, en Cristo Jesús nos pide, para bien de todos, comprender y no herir en lo
profundo de su alma al hermano, aunque este sea un enemigo con quien competimos
social, política y religiosamente.
Habituémonos
a pensar que el Reino de Dios está en medio de nosotros y,
si no somos más justos que los que
ostentan el saber y el poder no entramos
en el conocimiento y en la realidad de lo que Cristo ha establecido en medio
del mundo.
En
el cielo estamos todos por los méritos de Cristo, muerto y Resucitado, si
libremente queremos permanecer y no salirnos de él.
Mientras
vivimos en el tiempo, Jesús nos dice:
"El que se enfade con su hermano será reo ante el tribunal"
Es motivo para que vivamos con los pies en el suelo y no de “sueños”, que sueños son.
Lo
que no es verdad aquí, no lo es en el Reino de los cielos.
¿Nos
parece exagerado?
Considerémonos
hermanos, sobre
todo desde la fe, que nos hace miembros
desde otro sentido de familia:
“¿Quién es mi hermano, mi hermana y mi madre?”
Mientras
para el mundo somos número, para Dios
somos hijos de un mismo Padre y, por tanto, hermanos, ganados para Dios de forma gratuita por la Sangre de
Cristo.
La
frase de Jesús, como toda su
enseñanza es lógico que, para el mundo, parezcan impropias y sin sentido; pero desde su Amor, revelado más que en palabras en obras y en
el gesto de presentar el mismo Amor crucificado, enfadarse con un hermano, desde la lógica del Amor divino, es grave.
No
digamos cuando
las palabras son de menosprecio y de insulto, tan propicias
en el mundo de hoy, entre hermanos y entre enemigos, y dichas por personas que se
precian de educadas, cultas y creyentes.
“Por esto, ni que te
encuentres en el Altar para presentar tu ofrenda, si allí mismo te acuerdas que
tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí mismo tu ofrenda, y ve primero a
reconciliarte con tu hermano.
Ya volverás luego a presentar tu ofrenda.
Hermanos
creyentes, tengámoslo muy en cuenta, porque va para nosotros,
los practicantes.
Revisémonos
si somos justos,
de palabra y obra con nuestro hermano antes de decir que somos creyentes y que amamos.
F.
Allara
SANTORAL DEL DÍA
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