miércoles, 17 de abril de 2024

 NO HABLAMOS DE dioses SINO DE DIOS

Meditación-Oración de la PALABRA DE DIOS

Fray Federico Allara O.F.M



Animación a la lectura PALABRA DE DIOS

5 minutos en nuestro "día a día"


(Clic en los textos para leer)


Hechos 8,26-40

Salmos 65

Juan 6, 44-51

44 Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre, que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. 45 En los libros de los profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos. Así que todos los que escuchan al Padre y aprenden de él vienen a mí.46 “No es que alguien haya visto al Padre. El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. 47 Os aseguro que quien cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan que da vida. 49 Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron; 50 pero yo hablo del pan que baja del cielo para que quien coma de él no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo”

DIA 18 ABRIL  CICLO B


Si atendemos al fenómeno religioso humano, viendo las innumerables religiones, sectas y humanismos, y también la negación o indiferencia actual de Dios, da la sensación como si su existencia y su identidad dependieran exclusivamente de nosotros.

El tema no es fácil porque en principio todos pensamos que nuestro Dios es el verdadero.

Dios no se impone y menos lo hemos de hacer desde nuestra variadísima fe.

Sobra toda discusión, pero sí que podemos afirmar que, el hecho de tantas religiones y de nuestras diferencias en relación a la fe, no es problema del Dios verdadero, sino completamente nuestro.

Creo que no es razonable discutir sobre Dios y menos vivir separados y hasta enemigos, que es una realidad que desdice cualquier fe, sino más bien trabajar por discernir lo nuestro que nos divide y lo que puede ser exclusivo de la Verdad de Dios, en relación a la integridad de nuestra vida, a su sentido y futuro.


“Nadie puede venir a Mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado”


Lo que dice Jesús lo aplico a cualquier interrogante religioso sobre Dios, porque viene a decir que, la iniciativa, y el camino del encuentro con el verdadero Dios, es suya y no nuestra.

Nosotros somos una respuesta a la iniciativa de Dios.

El problema no es cómo hemos llegado cada uno a Dios, sino cómo ha llegado Dios a cada uno, para nuestra seguridad, garantía y razonamiento de la fe.


“Todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a Mí”


La fe cristiana es una respuesta a la iniciativa de Dios que se revela como Padre en Cristo Jesús, y lo ha enviado como Palabra suya.

No tenemos la Verdad, sino que aceptamos que el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob ha seguido su iniciativa de relacionarse con el ser humano haciéndose visible en la Persona divina del Hijo.


"El único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. 

Os aseguro que quien cree tiene vida eterna"


Las tres religiones monoteístas somos una respuesta diferente al Dios que sigue revelándose al ser humano, desde la omnipotencia de su Amor.

Las tres hablamos del mismo Dios.

La fe cristiana cree en las palabras de Jesús que “es quien ha visto al Padre” y es Dios y Hombre verdadero.

La Iglesia católica cree en los Sacramentos.

La Eucaristía: Encuentro con el Pan de vida hecho realidad “como verdadero Cuerpo resucitado sacramentado, que da la vida al mundo”.

Jesús resucitado es Pan que da la vida. Se comulga con su Vida.

Comulgar no es comer su cuerpo físico, sino su Cuerpo verdadero espiritual.  

Es Vida en la medida en que hay una relación personal e íntima con Él.

Los discípulos son testigos de su Vida y de su resurrección, y han creído que es uno con Dios Padre y el Espíritu Santo.                                                                

 F. Allara


SANTO DEL DÍA

S. GALDINO, ARZOBISPO DE MILÁN Y CARDENAL

´


YO SOY EL PAN DE VIDA

"¡El que viene a mí no tendrá hambre
el que cree en mi no tendrá sed!
Nadie viene a mi si mi Padre no lo atrae...."




UN LIBRO PARA ORAR 
Desde una experiencia personal. 
Oración ofrecida y compartida como medio para orar.




(En adoración permanente)






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